viernes, 18 de julio de 2014

Lanzamiento de "El Dominio Caído" (Adelanto capítulo IV)



Las naves habían partido, era cosa de segundos para que activaran la velocidad interestelar y saltaran a la galaxia donde se hallaban las, hoy, ex-estaciones espaciales del Dominio.
Las estaciones estelares –o también llamadas Colonias– eran gigantescas instalaciones en el espacio, algunas seguían las órbitas de los planetas, otras estaban fijas en el vacío. Construidas con un material muy sólido, que solo era posible moldear a grandes temperaturas. Su principal uso era ser bases militares para organizar tropas y guardar armas, aunque también existían casos en que eran ocupadas como bases diplomáticas.
El Kírov era un crucero apoteósico, medía aproximadamente unos 3,2 kmts. de largo, la nave más grande de todo el Dominio y, posiblemente, de toda la galaxia. Había sido construido en el espacio. Tenía dos enormes alas, en la izquierda estaba inscrito el símbolo del Dominio, al final de éstas se veían dos imponentes cañones de rayos. El puente estaba al medio del crucero. La punta de la nave no era aerodinámica como los antiguos aviones comerciales de la tierra, sino que tenía otras dos alas más, éstas repletas de mini- torretas de disparo. La capacidad del Kírov era de 1.945 pasajeros, y en esta oportunidad estaba completa. Tenía muchas torretas de láser tipo ATS. Aparte del Kírov, el Dominio envió una nave estándar, la cual estaba equipada con bombas R.
En el puente del Kírov, el Capitán Minemann se veía impaciente. pues estaban a unos cuantos años luz de la colonia y aún no se veía rastro de naves rebeldes, no había defensa en la estación. El espacio estaba calmo, muy calmado. Pronto una lluvia de láser empezaron a alcanzar al Kírov.
–¡Mierda! ¡Nos han emboscado, cómo supieron!?? ¡Todos a sus puestos, tenemos que proteger la nave que lleva las bombas R!
El escudo del Kírov reflectaba todos los disparos de las naves
enemigas. Lo único que sería capaz de hacerle daño al Kírov era fuego muy concentrado o un ataque de gran potencia. Sin embargo, la nave que custodiaban no tenía esa capacidad de resistencia.
–Capitán Minemann, hemos detectados de dónde vienen los impactos más fuertes.
–Bien, ¡apúntenle con nuestros cañones de rayos alfa! 27
–Entendido Capitán. ¡Todos a sus posiciones!
El colosal crucero se dirigió a la nave de Nexus y disparó los cañones de rayos tipo alfa; en un segundo, la nave explotó. Eso les daría tiempo para poder limpiar el perímetro en la colonia. Sin embargo, ya no podrían ocupar nuevamente el rayo hasta que se volviera a cargar, lo cual iba a demorar bastantes minutos.
Una trasmisión llegó al Kírov, era el Capitán de la nave que custodiaban.
–Capitán Minemann, procedemos a bombardear, prepárese para desembarcar.
La nave arrojó las bombas R, hubo un gran destello, pero el estruendo no pudo propagarse en el vacío, solo vieron cómo la bomba abrió un agujero en la colonia, por el cual los soldados del Dominio podrían entrar. Tenían que actuar rápido, era cuestión de tiempo para que llegara la innumerable flota de Nexus, o para que los cañones anti-aéreos se activaran.


La nave tipo Espectro estaba yendo camuflada, a toda velocidad, a la base rebelde. El piloto de la nave anunció que pronto ingresarían al conducto de desechos de la estación espacial.
Los agentes de élite ingresaron a una de las salas de control. Dos guardias que los vieron les pidieron la autorización, uno de los agentes los mató con su rifle. Pusieron las bombas en lugares estratégicos y huyeron, no antes de que dispararan a la cabeza de uno de los agentes. El hombre que le había disparado al agente del Dominio les gritó:
–¿Quiero saber por qué se tardaron tanto? –Lo siento, Señor. – Perdimos muchas armas y una posición estratégica. ¿Sabes cuál es el castigo por eso? –No, Señor.


La eficacia de la naves tipo Espectro era su rapidez, también se podían camuflar y servían de submarino (cosa que no era de gran
utilidad ahora), pero no poseían un armamento de gran potencia. Los tres agentes de élite alistaron sus rifles y se prepararon mentalmente para la misión, debían estar concentrados, no se podían permitir ningún tipo de error. La batalla que se llevaría a cabo en la otra parte de la colonia era solo una distracción, lo importante se jugaba en su labor. La ya nave estaba en el conducto, ahí se detuvo y dejó a los agentes.
Como la colonia había sido del Dominio, los agentes habían podido revisar los planos más de una vez, por ende, la conocían bien, y sabían los puntos débiles de ésta. En la entrada de los desechos solo había dos hombres custodiando, la puerta se abrió y rápidamente un agente acuchilló a un hombre y seguido de eso le disparó al otro, aunque uno de los guardias había alcanzado a avisar de su presencia, el perímetro estaba limpio, pero los rebeldes ahora sabían que estaban ahí.
Los tres agentes avanzaron rápidamente, el camino se dividía en dos, decidieron tomar el que llevaba a la sala de control, si lograban destruirla montarían suficiente disturbio para que su próximo blanco fuera aún más fácil.


Gracias a las bombas R, los tropas rebeldes resultaron confundidas. Así el Kírov logró dejar a todos los soldados en la colonia. La batalla era un tanto particular, ya que los hombres del Dominio debían usar trajes espaciales, porque al hacer un agujero tan grande se había escapado todo el aire (el agujero se ubicaba en una gran sala que servía de estacionamiento para algunas naves pequeñas); lo cual no solo dificultaba las maniobras, sino que hacía que se estableciera un tiempo máximo de batalla, ya que los tanques de oxígeno no eran infinitos, y su única opción era avanzar rápido hasta otra sala de la colonia y sellarla.
El campo de batalla era una constante lluvia de disparos, la
gente del Dominio que quedaba herida era dejada debido a la imposibilidad de llevarlas al Kírov. Los soldados del Dominio empezaban a perder territorio. Los rebeldes estaban ganando, si el crucero de Álticus no llegaba pronto, sería el fin de las tropas del Dominio. Un grupo de soldados intentó comunicarse con el Capitán del Kírov.
–Capitán Minemann, ¡si no nos empieza a dar apoyo, esto se convertirá en una masacre!
–No es tan fácil, chico, si va el Kírov solo sería un suicido, la base tiene un rayo que atravesaría nuestro escudo y luego nos harían pedazos, necesitamos el apoyo de la nave de Urbis.
–Apúrense, es cuestión de segundos para que, no puede ser... – El soldado no pudo terminar la oración y se escuchó un grito.
–¡¿Qué pasó, chico? !Mierda, perdimos la comunicación!
Del cielo se empezó a distinguir una luz, no podían ser las naves de Nexus, ya que no tenían ningún artefacto que proyectara tanta luz. Y no lo eran, era el Sanactorium, la nave de Álticus. Una nave legendaria. Supuestamente era muy bien conocida por toda la periferia, Álticus la había ganado en una apuesta y ahora se la prestaba al General Frank. Aunque era considerablemente más pequeña que el Kírov, su armamento era muy potente y ligero, lo que hacía que la nave fuera veloz y letal, a la vez.
La luz que habían visto los soldados no era una luz normal, era un rayo gamma que había emitido el Sanactorium, éste destruyó la defensa anti- naves de la estación espacial. La esperanza volvió a surgir entre los soldados del Dominio. Pronto la batalla se resolvería a favor del Dominio, al haber bajado el Kírov y el Sanactorium, estos lograban detener los intentos de avanzar de los Rebeldes. Rápidamente, los soldados de la Tierra lograron llegar al próximo salón de la colonia, lo que significaba solamente una cosa: ya no había nada que los rebeldes pudieran hacer para detenerlos.

–Paren ahora mismo o los mato a ustedes también.
Los dos agentes se miraron, luego uno actuó con decisión, y en menos de un segundo sacó su cuchillo y lanzó, pero era muy tarde, el rebelde le había disparado en la garganta, y había esquivado su tiro; mientras, el otro agente del Dominio logró escapar y activó la bomba. El lugar voló en llamas.
El agente del Dominio corría a la sala de maquinarias, otra bomba ahí y habría suficientes explosiones para destruir gran parte de la base, sin embargo, aún necesitaba destruir el hangar. Llegó a la sala de maquinaria, puso las bombas, se fue rápidamente y las hizo detonar. Le quedaba una bomba, debía llegar rápido al hangar.
Cuando ya estaba en la puerta del hangar, vio muchos soldados rebeldes, nunca lograría matarlos a todos. Tomó la bomba y la tiró adentro, como la había puesto en modo mecánico, la bomba al tocar el suelo explotaría, no podría escapar, pero habría cumplido su objetivo. Su último acto fue comunicarse con el Capitán Minemann.
–Capitán, hangar destruido. Reporte de bajas: todos los agentes de élite, muertos.
–¡¡¿Qué?!! –dijo el Capitán sin entender lo que pasaba. Luego el Capitán escuchó una explosión y se cortó la comunicación.
Logró entender que se había sacrificado. La misión estaba
lista, habían hecho suficientes problemas para que la base rebelde quedara “destruida” y sin abastecimiento de armas, y al mismo tiempo, no se destruyera la colonia.
Aunque las colonias eran quizás las obras creadas artificialmente más indestructibles de la galaxia, tenían una debilidad, si bombardeaban su núcleo. El Capitán Minemann se comunicó con Frank para informarle que la misión había terminado, y que había que marcharse lo antes posible de ahí. –General Frank. Cúbranos mientras buscamos a nuestros soldados, las lecturas dicen que vienen las naves de Nexus, así que será mejor irnos, dudo que los rebeldes sigan ocupando la colonia en su actual estado. El Kírov perdió altura y fue a buscar a los soldados. Cuando las naves estaban retirándose, se logró visualizar a casi toda la flota de Nexus –aunque el Dominio tuviera las naves más poderosas, las de Nexus no tenían mucho que envidiarle, pero su flota era mucho más grande, casi el doble–.

La persona de mayor autoridad le disparó en la cabeza y le voló los sesos al Capitán con quien estaba hablando. Mientras eso ocurría, entró al cuarto el agente rebelde que había matado a dos de los soldados de élite del Dominio, había logrado evadir la explosión, al ver la acción del –seguramente– comandante, tomó su cuchillo y lo enterró en la espalda del superior.
–¿Por qué mataste a esa persona inocente? Esta revolución es para liberarnos, no para matar por diversión, y la traición se paga con la vida.
–¿Qué mierda te ocurre a ti, Jason, por qué me enterraste un cuchillo? – gruñó el Comandante
El Comandante yacía tirado en el piso sangrando, no podía levantarse. Jason Cohen era un General Rebelde, su padre era un Xarumano y su madre una mujer de Nexus, éste tenía habilidades inigualables en la pelea.
–Comandante, le pido que me responda, por favor.
–Por favor, procede a callarte, no es de tu... –Había pronunciado las palabras lento con un tono agonizante, pero no pudo terminar la oración porque estaba muerto. Jason lo miró con despreció, luego vio el cuerpo del Capitán que había sido asesinado injustamente. Y aunque él creía necesario terminar con el régimen comunista, repudiaba la guerra entre “hermanos”, pues significaba miles de muertes innecesarias. Aunque sí sabía que las muertes de las personas que estaban en contra de la libertad –o su concepto de libertad– debían efectuarse (como los partidarios del régimen comunista).
Jason era el hombre detrás de toda la facción rebelde, era él quien había ayudado a Smith a lograr el poder en Nexus, sin él, quizás nada habría sido posible. En gran medida, fue gracias a Jason que el Presidente Roosevelt había ganado las elecciones y que Smith ahora pudiera propagarse en la Tierra.
Jason en su nave, se dirigió a Nexus. El General era joven, tenía unos 27 años, pelo rubio y ojos azules, no era tan alto y bastante musculoso. Desde chico había sobresalido en las artes marciales, y cuando se unió al ejército fue el mejor soldado. En pocas palabras, era una máquina de matar, pero tenía un corazón de “justicia”. Su apoyo al capitalismo se debía a que cuando muy chico, el Estado enfrentó una crisis gran económica, debido a eso, hubo grandes huelgas en las calles, y el gobierno eliminó a todos los involucrados y a todos los que estuvieran relacionados con las personas que organizaron la huelga. Así, cuando efectuaron la masacre mataron a mucha gente inocente, incluyendo a la hermana menor y la madre de Jason. Él nunca perdonó lo que hizo el Estado.


–Smith, acá Cohen, no hemos podido salvar la colonia, lo siento. 
–Mmmm, ¿cuáles fueron las bajas? 
–Lamentablemente, muchos murieron. 
–Bueno, no importa tanto, los guerrilleros que se encuentran en el Dominio ya tienen suficientes armas, compañero, te espero en Nexus. 
 Jason ignoró el comentario de Smith, no esperaba que sintiera pesar por las muertes de las demás personas.