LOS
HIJOS DE KORHYL
El sol estaba saliendo y los
primeros rayos de luz se hacían visibles en la superficie, también la cálida
brisa del desierto de Korhyl se hacía presente.
Kenneth abrió los ojos y
vio como la gran carpa se empezaba a iluminar, indicando que empezaba un nuevo
día. Después miró a la adormecida mujer que estaba acostada a su lado, su
silueta era preciosa, su piel era morena como canela, y su pelo negro ondulado.
Pensaba en lo afortunado que era al haberse acostado con ella, no eran muchas
las veces que se podía disfrutar de tener sexo con una fémina tan bonita.
El hombre salió de la cama
sin ninguna apuro. Se puso sus pantalones y fue al otro extremo de la carpa a
buscar algo para comer en un cofre dónde guardaba su comida. Sacó una fruta
verdosa, le dio un mordido y la saboreó lentamente, luego observó nuevamente a
su compañera, podía contemplar sus preciosos pechos.
Se escuchó un grito desde a
fuera de la carpa. El hombre se alegró sigilosamente, no hizo ningún gesto que
lo demostrara, debía ser algún cliente en busca de sus servicios como sicario,
debido a que el joven no tenía muchos amigos, muy poca gente visitaba a Kenneth
por otra cosa que no fuera asuntos de trabajo. No era algo que le importaba al
asesino, las visitas solo interrumpían su calmada soledad. De hecho, ni
siquiera le gustaba que vinieran sus clientes, la mayoría terminando hablando
cosas que no le interesaban y no había forma de hacerlos callas, sin embargo,
ahora era distinto, estaba muy endeudado y necesitaba conseguir dinero, y deber
era peligroso, en el único caso en que el gobierno hacía algo contra los
criminales, era cuando estos debían créditos.
La puerta de tela de la
carpa se abrió, y de ella apareció un hombre alto. Su piel era blanca, Kennet
supuso que debía ser de otro lugar, nadie que viviera en el desierto tendría
una piel semejante a esa. Su pelo era gris y tenía ojos negros, era viejo pero
su mirada reflejaban gran vitalidad.
-Buenos días, me llamo
Henry Edison, ¿usted debe ser Kenneth Kaiser, cierto? –Preguntó el viejo, su
voz era ronca y oscura, tenía una expresión sería.
El joven lo miró durante
unos segundos, pero no dijo nada ya que nada lo apresuraba. Cuando se hubo
acabado la fruta, sacó del baúl un licor y se lo empezó a tomar. Henry se empezaba
a irritar, no le gustaba que no lo escuchar.
-Le he preguntado algo
–Dijo Henry con un tono que revelaba su impaciencia.
-Sí, soy Kenneth Kaiser,
asesino a sueldo, ¿necesitas algo? –respondió de mala gana Kenneth, luego de
tomar un largo trago de su bebida.
El viejo se quedó
contemplando silenciosamente al joven, había escuchado mucho de él, era uno de
los sicarios más conocidos. Kenneth era musculoso, todo su cuerpo estaba muy
trabajado, su pelo era de color castaño y sus ojos eran dorados. Tenía la piel
morena como la mayoría de la gente de la zona aunque estaba un poco más
oscurecida por estar expuesto tantas horas al sol.
-¿Podrías decirle a la puta
que salga afuera?, creo que el asunto a tratar es confidencial y no me gustaría
que cualquier persona lo escuchara –Dijo
Henry.
-Si quieres echarla, eres
libre de hacerlo, pero hazlo tú, a mi no me interesa, lo más probable es que la
puta no nos molestará, como puedes ver, está durmiendo, y me parece que lo va a
estar durante unas horas más. –Respondió Kenneth, el cliente se enfureció,
pensó en gritarle al chico pero luego se dio cuenta que lo necesitaba mucho y
no valía la hacerlo enojar, tendría que soportarlo.
El asesino a sueldo terminó
su licor y tiró la botella al suelo, esta al caer al piso no se rompió, luego
fue al cofre y sacó otra. Bebió un largo trago y la guardó. Se fue a sentar a
la cama. Henry sonrió para sí, por fin sería escuchado, en general no soportaba
que lo trataran así, de hecho, era la primera vez que vivía semejante
situación, sin embargo, no había nada que pudiera hacer.
-Necesito tu servicio,
verás, soy un gran empresario que podría perder toda su fortuna por culpa de un
hombre llamado Nicholas Tesla y no puedo dejar que eso pase, sería algo realmente
trágico, es por eso que necesito que me ayudes y mates a Tesla.
-Nunca he ayudado a un
empresario, y siempre pensé que nunca lo haría… pero siempre hay una vez.
Ahora, esto depende de si tienes suficiente incentivo para hacerme cambiar de
opinión, si no es así, puedes irte de acá y no volver a estorbar en mi vida
–Dijo Kenneth sin inmutarse. Especialmente cuando se trataba de su trabajo, era
un hombre frío.
El empresario mantuvo una
expresión seria durante unos segundos, pero luego se rió despacio.
-Tendrás todo lo que tú
quieras, te puedo asegurar eso, con tal que hagas lo que te pido –Respondió
Henry –El dinero no es un problema para mí.
-Muy bien, partamos por
algo, ¿quién es ese tal Nicholas Tesla?
-Es un hombre, científico para
ser más preciso, que ha formado una pequeña empresa, luego de largos años de
investigación ha logrado obtener muchas fórmulas que le permiten crear
medicinas a un precio mucho más barato y hacerlas accesibles a la gente común.
–Dijo Henry, tomó un pequeño respiro y siguió –Y me afecta especialmente a mí
porque yo soy el hombre que actualmente está cargo de producir todas las
medicinas que conoces, si es que su negocio prospera, no tendré forma de
competir y me iré a la quiebra.
Durante unos segundos, se
produjo un silencio solemne. El empresario temió de que el joven se negara a
realizar el trabajo, había escuchado que antes de ser un sicario había sido
parte de un grupo rebelde armado que buscaba el bien de la gente violentada por
la sociedad, y quizás no estaría de acuerdo en ayudar a un comerciante que lo
único quería era seguir con un negocio que solo lo favorecía a él.
-Bueno,
necesito dinero y eso significa que no tengo otra opción, aceptaré, dime dónde
queda la empresa de Tesla y cómo te contactaré cuando ya haya finalizado el
trabajo. –Dijo Kenneth sin mirar al contratante.
-Vivo en un lugar en las
alturas, a donde los rayos del sol no llegan –Dijo Henry, y le tiró un
dispositivo al joven. –Con eso me podrás llamar, solo úsalo en situaciones importantes,
también con ese dispositivo te enviaré la dirección exacta de Tesla, por favor
hazlo antes de que el sol se oculte.
Luego de decir eso se fue
de la carpa. Kenneth no sonrió y tampoco se alegró. Es verdad, necesitaba el
dinero y le podría cobrar mucho dinero, tal vez con ese dinero podría pagar
todas sus deudas e irse del planeta para acceder a una mejor vida, es decir,
tendría la oportunidad de disfrutar una vida de lujos por mucho tiempo pero
había algo en su conciencia que le decía que lo que había hecho estaba muy mal,
había vendido toda la poca dignidad que le quedaba. Se quedó pensando mucho
tiempo en eso, hasta que recordó que en realidad se estaba regañando por algo
idiota, a quién le importaba si es que lo que hacía era correcto o no. Era una
discusión absurda, que había tenido hace muchos años atrás, y que a veces
volvía a tener consigo mismo, pero siempre terminaba con la misma conclusión;
¿quién era él –y todas las demás personas- para definir qué era lo bueno y lo
malo?, ¿cuál era la importancia de que matara a ese tal Tesla?
Miró a la mujer para dejar
de pensar en cosas innecesarias, y sus pensamientos se concentraron solo en
ella; era realmente hermosa, todas las cosas que estaban en su mente empezaban
a desaparecer, y su figura era lo único que iba quedando, cautivando su lado
más salvaje. Kenneth escurrió su mano por el vientre hasta llegar a la entre
pierna de la mujer. La mujer se despertó y soltó un leve gemido de placer, vio
al joven y le sonrió, él por su parte, miró los ojos cafés de la mujer y luego
siguió con lo suyo.
Kenneth se vistió con una
camisa y pantalón blanco, arriba de eso se puso una túnica de color rojo, se
enroscó una bufanda en el cuello, se puso unos anteojos y se acarició
suavemente su barba. La mujer lo miró con deseo, parecía no estar satisfecha,
pero el joven no lo pareció notar, en realidad, no le interesaba nada de lo que
ella podría llegar a pensar o decir. De un mueble sacó una pistola y se la
colocó debajo la túnica. Probablemente sería un día largo.
Salió de la carpa, hacía
más calor que otros días, aunque en general el hábitat era muy caluroso y seco.
El joven contempló el inmenso desierto, sus ásperas y toscas rocas y su arena
naranja, ambos elementos parecían ser lo único que había en miles de
kilómetros. No se podía visualizar ninguna planta, y apenas había vida, pero eso
no era suficiente para darle dinamismo al desierto, todo estaba tan muerto, era
algo que realmente endurecía cuerpo y alma, Kenneth pensaba a veces que su entorno
le mostraba la vida tal cual era, sin ningún preámbulo.
La carpa del asesino estaba
realmente aislada de la sociedad, pero eso no era algo malo para el joven, él
no necesitaba a la gente para vivir. Se adaptaba mucho más a la soledad.
Se subió a su moto, gracias
a que estaba equipada con propulsores iónicos, el vehículo era muy veloz, y no
tardaría tanto en llegar a la ciudad. A veces recorría las grandes sequedades
del desierto en su moto, disfrutando de la velocidad y de la brisa en la cara.
En el costado izquierdo de la moto estaba escrito “Los Hijos de Korhyl” con
letras rojas, era el nombre de un frente rebelde armado que luchaba contra las
autoridades, se había creado hace ya 10 años atrás, Kenneth había pertenecido
desde el origen, no obstante, empezó a tener diversos problemas que lo hicieron
cuestionarse lo que estaba haciendo, y ahí decidió que no tenía sentido seguir
en un grupo cuyos ideales eran finalmente un slogan. Desde ese entonces empezó
su trabajo como asesino, y su primer trabajo como asesino fue matar al líder de
“Los Hijos de Korhyl”, un hombre fuerte que le había enseñado muchas cosas,
partiendo por como sobrevivir por su cuenta. Luego de realizar su misión,
sintió un tremendo vacío, esa situación lo marcó fuertemente, desde ese entonces
supo que podía hacer todo lo que quería, porque nada tenía sentido ni valor.
Prendió la moto, los
motores resonaron por todo el lugar, y luego de verificar todo, aceleró. El
viaje hacia la ciudad no era agradable, ni tampoco desagradable la superficie
del desierto era muy monótona y era muy aburrido estar viendo lo mismo todo el
rato, no obstante, el viaje no duraba mucho porque el vehículo era muy raudo.
El centro de la ciudad era
una guarida para criminales, no quedaba ningún ser humano que conociera la
palabra bondad, la mayoría eran ladrones o estafadores. Debido a que en el
centro solo habían bandidos, la gente normal no tenía otra opción que vivir
alejada del epicentro de la ciudad, en pequeñas villas que quedaban en la
periferia.
En la plaza central se
veían algunos vendedores ambulantes que estaban vendiendo artefactos que, en su
mayoría, no servían para nada, también habían muchos robots hechos de manera
precaria, el acero que cubría sus circuitos parecía oxidado y les faltaban muchas
partes.
Kenneth llegó y dejó su
moto amarrada con una cadena a un poste. Se escuchaban muchos gritos, gente
vendiendo o buscando riñas, era una ciudad bastante activa, el joven no podía
parar de pensar en lo molesto que le resultaba que la urbe fuera así. Fue a un
bar, antes de cumplir su misión bebería un poco, en general, aunque no le
gustaba mucho estar con gente, le gustaba ir a ese bar porque los precios eran
bajos y el licor más fuerte que en los otros locales. Cuando entró al bar, se
sentó en una mesa y pidió un trago cualquier, no se tardaron en traérselo. Veía
con desprecio el lugar. Había mucha gente borracha tirada en el piso, la luz
del local no parecía estar funcionando totalmente bien, así que todo estaba más
oscuro, la banda de jazz estaba tocando una pieza bastante anímica, pero lo
anímico moría en contraposición del lugar.
-Kenny, ¿cómo estás? –Dijo
un hombre, sentándose frente de él. La cara del hombre estaba desfigurada, y
tenía muchas heridas en diversas partes del cuerpo, era bastante grande, y
tenía grandes músculos en los brazos. Kenneth no le respondió, le interesaba
poco o nada.
-Parece que no te acuerdas
de ninguno de tus camarada, realmente se nota que eres un hijo de puta…¡maldición,
podrías decir algo si quiera!
-Lo que pasó hace 10 años
se quedó en el pasado, las cosas quedan en el pasado y no tienen mayor
significado, lo siento, amigo.
El hombre estaba muy
enojado, y golpeó fuertemente la mesa, el vaso de licor del joven casi se cayó.
El asesino miró con indiferencia la situación.
-¡Lo único que te importa
es que tú estés bien, siendo que el maestro nos salvó muchas veces, lo mataste
sin vacilar!, ¿cómo se siente, ah?, cómo se siente matar al hombre que
prácticamente te crío –gritó el hombre furioso, se paró y sacó una vara de
acero de su chaqueta para tratar de golpear a Kenneth, éste también se paró,
esquivó el golpe y rápidamente le disparó en el pecho, el hombre gritó y cayó
muerto al piso. La sangre del hombre había manchado la mesa y el piso. Eso era
lo que más detestaba Kenneth de matar a alguien, siempre quedaba todo embarrado.
La gente del bar se calló durante unos segundos, pero luego siguieron bailando,
conversando y tomando como si nada hubiera pasad. El joven siguió escuchando la
música y tomando, un hombre del bar se acercó para limpiar la sangre del piso,
aunque dejó el cuerpo intacto, Kenneth miró con cierto desconcierto a la gente.
Se volvió a sentar y bebiendo lo que quedaba de licor, probablemente otro
hombre lo trataría de matar, siempre le pasaba cuando iba al bar en la ciudad,
era algo muy rutinario. No pasó mucho tiempo para que un viejo se sentara
frente suyo. Era un hombre, ya mayor de edad. Era bajo, su pelo estaba desordenado
y sus ojos demostraban una vida llena de incertidumbres, tenía una gran barba. Kenneth
al principio no le prestó atención, porque lo más probable es que sacaría un
arma para matarlo, pero no fue así, el hombre solo miró seriamente al joven. No
había ningún sentimiento en la mirada del viejo, no existía odio, tampoco
bondad.
-Es gracioso como matas a
tus ex compañeros, ¿no te parece gracioso tu falta de sensibilidad? –Dijo
lentamente el viejo, su voz era muy profunda.
-No tiene sentido reírse.
-Desde que se construyó el
imperio, la humanidad perdió moralidad, ahora la gente es como tú, solo busca
dinero. Tú has sido corrompido y lo sabes, pero no te parece importar, porque
lo superficial te trae muchos placeres.
-No, eso es mentira, yo no busco dinero, no busco
placeres, ¿tiene algún sentido tener eso?, yo busco algo más esencial, busco
vivir, y en ese sentido sostengo una tesis simple pero cierta: El más
fuerte sobrevive y el más débil perece, es así de simple –Dijo Kenneth serio
-Entonces para ti todo se resume en que somos bestias
salvajes –Susurró el viejo
-Si quieres, puedes verlo de ese modo, en realidad me da
lo mismo lo que pienses –Respondió el sicario, luego terminó su trago y se fue
del bar, dejando solo al viejo. Ya no podía perder más tiempo, tenía una misión
que cumplir antes de la puesta del sol.
Al salir del bar, el joven
sintió la calurosa brisa del desierto, la temperatura había subido
paulatinamente desde que había salido de su carpa. Los gritos de las calles no
habían cesado, y tampoco parecía que iban a parar. El aparato que le había dado
Henry empezó a vibrar, el joven lo encendió y reflejó una holografía del
empresario, este parecía estar sentado en un escritorio con muchos textos a su
lado.
-Te acabo de mandar su
ubicación, no me interesa el método que ocupes para realizar el trabajo,
solamente quiero que lo hagas, recuerda que el futuro de mi empresa depende de
ti…ah, por cierto, a las tres de la tarde algunos empleados van almorzar,
debería ser más fácil entrar pasada esa hora –Dijo tranquilamente el
empresario.
A Kenneth no le importaba a
quién estaba ayudando, ni quién dependía de él, solo quería el dinero, pero no
dijo nada, solo asistió con la cabeza y apagó el aparato, después de unos
segundos, el aparato tenía acceso a un mapa virtual en donde estaba la
ubicación de la empresa de Nicholas.
El joven pensó en formas
para poder ingresar, quizás sería útil hacerlo de forma más cautelosa, sin
embargo le disgustó un poco de la idea de infiltrarse, prefería llegar a la
empresa y matarlos a todos, era más fácil y rápido, aparte, la justicia no
estaría a favor de una empresa independiente en algún juicio, el gobierno no
era partidario de ser mediador en ese tipo de asuntos. Kenneth se dirigió a su
moto, todavía faltaba una hora para las tres, así que despilfarraría su tiempo
paseando por el magnánimo desierto. Lo más probable es que incluso cuando todos
los guardias de la empresa estuvieran ahí, él los podría matar y cumplir la
misión, prefirió ahorrarse trabajo en realidad no perdía nada esperando.
Se puso los anteojos y
activó los propulsores, sin embargo, no los puso en su máxima potencia, en esta
ocasión no le interesaba ir tan rápido. Cuando Kenneth estaba adentrado en el
desierto, una pandilla de motociclistas lo empezaron a seguir, eran cuatro,
todos parecían hombres fuertes y sus motocicletas iban un poco más veloz que el
vehículo del joven. Kenneth pudo identificar un signo de los “Hijos de Korhyl”
en una de las motos de los hombres. Un motociclista se adelanto, Kenneth se dio
cuenta que había sido acorralado, tenía un hombre a su izquierda, otro a la
derecha, y uno adelante, no tuvo más opción que parar.
-Lo sé, están indignados
porque maté al maestro –Dijo cansadamente Kenneth, encontraba estúpida la actitud
de los “Hijos de Korhyl”, parecían no olvidar lo que había pasado hace mucho
tiempo y molestarlo cada vez que lo encontraban.
-No…Está vez no venimos por
eso, venimos porque estás ayudando a una de las elites económicas más poderosa
del sistema, y tú piensas matar a alguien que ha trabajado por la
democratización del poder de este jodido planeta, no podemos permitir que cumplas
tu objetivo –Dijo enojado el hombre que estaba adelante de Kenneth.
-No se los voy a impedir,
pero ustedes tendrán que matarme y les advierto que no soy presa fácil.
Kenneth encendió su
vehículo, activó los turbos de los propulsores, y partió, chocó la motocicleta que estaba delante de él, el
piloto de esta se cayó a la arena y el
asesino siguió derecho, el pandillero montó nuevamente la moto y ordenó a los
otros hombres que lo persiguieran.
Con los turbos activados,
la moto del Kenneth era mucho más rápida, no obstante no logró sacar mucha
distancia a los otros hombres. Los motociclistas sacaron sus pistolas y le
empezaron a disparar a Kenneth, sin embargo, este esquivaba todos los disparos.
Luchar en moto era mucho más difícil que una pelea normal, sin embargo, manejaba
muy bien y le era fácil hacer maniobras para evitar los disparos de los
enemigos. Kenneth hizo una vuelta con la moto y aprovechó de disparar a un
pandillero, éste cayó muerto de su vehículo, los dos restante trataron de
chocar con la moto a Kenneth para botarlo. El joven saltó hacía la derecha, y
le disparó a otro hombre, sus habilidades y reflejos eran increíbles, solo
quedaba él y un hombre más.
-Es increíble, en verdad
eras el mejor de los “Hijos de Korhyl” –Dijo con asombro el hombre.
-Sí, lo era, y solo por una
razón…Porque yo fui criado por las frías corrientes nocturnas y ardientes
arenas del desierto de Korhyl, tú eres solo un hombre que cree estar haciendo
lo correcto, pero fuiste criado sin ninguna dificultad, yo en el desierto he
estado más de una vez en el filo de la vida y la muerte, yo soy realmente un
hijo de Korhyl, y yo sé que lo correcto no es más que una absurda afirmación de
un determinado grupo de gente.
-No obstante, ahora tengo
ventaja sobre ti, ya que yo estoy montado en mi motocicleta. Hoy fallarás, y
morirás, para que así se haga lo correcto y no se mate a Tesla.
-¿Enserio? –Kenneth lo miró
inmutable –Aun para hacer lo correcto necesitas matar a una persona, ¿es qué
todavía no lo entiendes?, el más fuerte domina al débil, es el orden de la
naturaleza, lo correcto será impuesto por el más fuerte.
El otro hombre frunció el
ceño, en su mente pasaron fugazmente miles de pensamientos de odio; el universo
entero estaba en decadencia por culpa de gente como el joven que tenía delante
suyo, no podía tolerar esa actitud. Aceleró todo lo que podía, cuando estaba
cerca del joven, este saltó y derribó al hombre de un golpe, cayendo tumbado en
la arena, Kenneth lo tomó del cuello. La moto siguió su camino derecho hasta
que perdió el equilibrio y cayó.
-¿Sientes el calor de la
arena? –Dijo Kenneth con voz oscura, no había ni una pisca de piedad en ella.
El hombre gritó y alejó al
joven asesino con una patada, le tiró un puñado de arena a la cara, y aprovechó
la oportunidad para golpearle la cara, Kenneth logró esquivar el golpe y
empujar al hombre, sacó su pistola y apuntó a la cara de su enemigo, sus ojos
demostraban su fría actitud. El hombre respiró hondo, tenía miedo de morir,
cerró los ojos durante unos segundos, tomó su pistola y corrió rápidamente
hacía Kenneth, este disparó, pero falló, el hombre logró golpearle en el pecho
y dispararle en el hombro, Kenneth soltó un grito desgarrador. El hombre le
golpeo la cabeza con el mango de la pistola y el joven asesino cayó en la
arena, el hombre esbozó una sonrisa de placer.
-Efectivamente
las reglas las pone el más fuerte –Dijo el hombre con una mueca victoriosa.
Kenneth asintió con la
cabeza, y se quedó tirado en el piso durante unos segundos, luego rápidamente
tomó la pierna del hombre y jaló de ella, botándolo al suelo, apuntó con la
pistola a la cabeza del hombre y disparó tres veces, la sangre de su enemigo
salpicó en toda la cara de Kenneth.
-¿Crees que con un disparo
me puedes matar?, ya te dije, soy un verdadero hijo de Korhyl, un disparó nunca
me habría matado –Dijo Kenneth al aire. Se limpió la cara, y cuando terminó le
disparó nuevamente al hombre que yacía sin vida en la arena, el cuerpo
reacciono al disparó, al ver esto, Kenneth suspiró cansado.
La temperatura llegaba a
niveles absurdos, el joven montó su moto, una gota de sudor caía por su frente
y escurría su cara lentamente. Pronto serían las tres y tenía que cumplir la misión.
La moto parecía estar buen estado, incluso después de que fuera chocada por
otras dos motos. Kenneth partió a la ciudad.
El joven estacionó su moto
cuadras más allá de la oficina de Tesla. El edificio quedaba en un callejón
poco transitado, debía tener solamente dos pisos. En general las empresas no
estaban en el centro de la ciudad, y las edificaciones eran fastuosas y
excéntricas, los hombres de negocios eran los más rico del planeta, y no habían
mucho, dado a la paupérrima condición del ciudadano promedio, no podían acceder
a ningún crédito para emprender, tampoco tenían el capital cultural que
necesitaban. Por eso mismo, era muy raro que un empresario rico trabajara para
el bien común, no era un buen negocio, se perdía mucho dinero. Definitivamente Tesla
debía ser uno en un millón.
El sicario cargó su
pistola, le puso un silenciador, en realidad no le importaba que se enteraran
que había un asesino en su empresa, porque lo más probable es que no tuvieran
muchos guardias –Nadie se arriesgaba a hacer ese tipo de trabajos- y poco o
nada le importaría a la justicia, sin embargo, prefería ahorrar el ruido
molesto de la pistola.
Entró a la edificación de
Tesla, ya no había nada más que pensar, ahora era hora de actuar. El hall era
pequeño y daba a dos pasillos con varias
puertas. A simple vista parecía ser un edificio bastante modesto, sus paredes
eran de color verde, tenía unos cuantos cuadros, los pocos muebles que habían
eran de madera de cactus. Había mucha armonía en el lugar, parecía ser un lugar
sin mucha acción, un lugar en que nada malo pasaba. Lástima que siempre había
una primera vez.
-Disculpe señor, ¿me podría
dar su nombre para anotarlo en el sistema?-Dijo la secretaría, su voz era so
alegre.
Kenneth la miró durante
unos segundos hostilmente, luego le apuntó con su pistola, la mujer quedó
petrificada, no sabía qué hacer, trató de tocar unos botones para llamar a la
seguridad pero el joven ya había jalado el gatillo. La mujer cayó de la silla
en que estaba sentada sin vida, la pared había quedado impregnada de su sangre.
El asesino siguió caminando hasta los pasillos, busco el nombre de Tesla,
empero, no lo logró encontrarlo. No se encolerizó, tenía tiempo de sobra, podía
darse el lujo de revisar toda la instalación. Bajó al subterráneo, esta estaba
compuesto por un pasillo largo que tenía múltiples puertas, había un guardia,
que al verlo sacó su pistola y lo interrogó pero Kenneth no respondió y le
disparó raudamente en el cuello. Después empezó a buscar la oficina del
empresario, hasta que finalmente la. Abrió la puerta despacio y entró.
Contempló el gran cuarto, no parecía haber mucha luz, a cada costado de la
pieza habían dos estantes grandes, lleno de libros, el piso tenía una alfombra
roja gastada y sucia. Habían muchos muebles, no obstante todo estaba ordenado
perfectamente, todo parecía en su lugar correcto. Nicholas Tesla era viejo, su
piel de un color café tenía múltiples arrugas por el paso de los años, su pelo
era gris, y sus ojos negros. No tenía barba, vestía una túnica verde. El
empresario se paró lentamente e invitó a Kenneth a que se sentara.
-Señor Kenneth Kaiser –Dijo
Tesla con tranquilidad –Es realmente muy difícil olvidarse de usted, además, no
ha cambiado en nada.
-¿Acaso me conoce?
–Preguntó sin sorprenderse el sicario.
-Sí, también fui parte de
los Hijos, obviamente que no con este nombre. Siempre ayudé al maestro con
dinero. Nuestra amistad se fundó debido a que ambos vimos la necesidad de
cambiar este planeta lleno de gente inmunda y corrompida…Como tú.
-Entones, aparte de tener
el privilegio de matar al maestro, podré matar al segundo en mando.
-¿Por qué solo has hecho
cosas negativas?, ¿es qué acaso nunca te conmovió el objetivo de los Hijos?
-¿Quién somos nosotros para
juzgar lo que es positivo y lo que es negativo?, deberías entender que eso es
una discusión absurda –respondió el joven asesino.
Nicholas suspiró, dio
vuelta unas hojas de un texto que tenía en su escritorio, lo leyó durante un
tiempo y después miró fijamente a Kenneth.
-No puedo entender cómo un
joven lleno de sueños se pudo convertir en un asesino frío, que no quiere sentir
nada más que placer. Estoy seguro de que te acuerdas muy bien del objetivo de
los “Hijos de Korhyl”, pero solo por si acaso puedo recordártelo: acabar con la
desigualdad de poder en este planeta, y ahora tú estás ayudando a agrandar esa
desigualdad –Dijo Tesla, su voz estaba muy calmada, sabía perfectamente lo que
iba a suceder, solamente estaba tratando de hacer consiente a su asesino.
-Puedes decir lo que
quieras, pero nada te salvará, ninguna charla de ética cambiará mi decisión
–Dijo Kenneth parándose. –Te falta entender la vida, viejo compañero, la
desigualdad, la pobreza y todas esas cosas no me interesan, nada que pase en
esta vida me interesa, no es el placer lo que busco, sino simplemente vivir,
¿por qué no aceptas la absurdidad de la vida?, no eres nadie para plantear el
valor de lo bueno y lo malo, de lo justo e injusto, somos meramente humanos que
se engañan, y siempre se engañaran, tú vives creyendo que haces lo correcto, yo
me cansé de eso, prefiero ser libre y no engañar ni ser engañado. Nicholas,
ahora es hora de morir.
-¡He trabajado toda mi vida
para salvar a la humanidad, no importa lo que digas, tú estás mal! –gritó
enojado el empresario, Kenneth apuntó con su pistola. –No importa que me mates,
ya he avanzado lo suficiente en mis investigaciones, si yo no lo hago, no importará,
alguien más lo hará, todavía quedan personas que no han sido corrompidas.
El asesino apretó el
gatillo y le disparó en el pecho. El silencio se apoderó de la sala. El joven
caminó hacia la salida de la habitación, había cumplido con su trabajo, ahora
solo faltaba recibir la paga, sin embargo, no pudo irse de la sala porque la
guardia del edificio había llegado, lo más posible es que antes de morir Tesla
la hubiera llamado; la puerta estalló, y explotó una bomba de humo dentro del
lugar. Aparecieron dos hombres armados –no obstante, debido a que no se podía
ver nada no se podía visualizar las características de esos dos hombres-
Kenneth solo escuchó murmullos y luego la sala se inundó de ruidos de disparos,
el sicario se escondió velozmente detrás del escritorio de Tesla, veía como las
balas fallaban. Tomó su pistola y corrió ágilmente hacia adonde los hombres y
golpeó a uno en la cabeza con el mango de su pistola, y le disparó al otro,
luego volvió a esconderse en el escritorio. El humo se iba acabando.
-¡Mierda!, hemos llegado
tarde –Dijo enfurecido el hombre, logrando ver el cuerpo del empresario, luego
vieron los cuerpos de sus compañeros, sacaron las armas.Tenían que ser
precavidos, no sabían dónde estaba el asesino.
Kenneth aprovechó la
situación para atacarlos. Disparó y mató a los otros dos hombres
El joven salió del lugar y
subió las escaleras, se encontró con varios hombres más, aunque solamente era
cuatro. Pudo matarlos a todos sin problemas. Su tesis había sido comprobada,
habían pocos guardias en el edificio. Suspiró cuando salió del edificio, ahora
por fin había terminado, nadie lo atacaría en la calle, en la ciudad, la
injusticia protegía a la justicia. No le costó salir, los demás funcionarios
debieron haber escuchado los disparos de los guardias y escondido.
Cuando
llegó a su moto, llamó a Henry con el aparato que le había dado para decirle
que el trabajo estaba listo. Había sido fácil.
-Henry, ahora que he matado
a Tesla, me gustaría discutir la paga. –Dijo el joven.
-Perfecto, nos vemos en tu
carpa, ahí veremos los detalles de ese asunto.
Kenneth prendió la moto,
activo los propulsores iónicos y se fue directo a su hogar, había sido un día
largo, pero sería el trabajo mejor pagado que hubiera tenido en años. No se
tardó en llegar a su carpa, vio que todo estaba igual que en la mañana con la
excepción de que la mujer no estaba, parecía casi como si no hubiera
transcurrido tiempo adentro de la carpa. Miró su cama, contempló las sabanas
desordenadas y los muebles de la carpa, estuvo así durante varios minutos. Un
hombre entró a la carpa, era Henry Edison.
-Felicitaciones, de verdad
de agradezco lo que has hecho por mi –Dijo Henry con una sonrisa en la cara.
-Quiero el uno porciento de
todas tus ganancias actuales, me imagino que eso será una cantidad absurda de
dinero, con eso me bastara para vivir mi vida lejos de aquí –dijo Kenneth con
una mirada fría y penetrante.
La expresión de Henry
cambió, ahora estaba más serio.
-Kenneth…eso es demasiado dinero,
estoy seguro que…-balbuceó el empresario, pero dejó de hablar cuando vio la
pistola en la mano del joven. –Ok, te daré lo que quieres, necesito que me des
alguna cuenta para darte el dinero. No hay necesidad de ponerse así…podemos
resolver esto como hombres pacíficos.
-Cuando maté a Tesla, él tuvo una actitud bastante
más firme que la tuya. Quizás es una
lastima que una persona así haya muerto, pero qué más da, es mejor no pensar en
eso, en estos tiempos gobierna la fuerza y no la virtud –Dijo lentamente el
joven, luego sacó el dispositivo que le había dado Tesla y se lo pasó a Henry,
luego en un papel le anotó todos los detalles para que le diera el dinero. El
empresario se fue raudamente, no quería volver a hablar con ese sicario.
El día de Kenneth había
terminado, ahora tenía mucho dinero, podría pagar sus deudas y hasta irse del
planeta a alguno más lujoso, ¿pero para qué? Pensó el joven, era innecesario,
la vida, podía ser buena o mala, eso en realidad era un constructo, la vida
siempre iba ser igual, era una estupidez, prefería seguir viviendo en ese
planeta hostil, porque al final, la lógica de que el más fuerte domina y el más
débil padece era bastante cierta.
FIN