lunes, 8 de diciembre de 2014

La Invención Colectiva y El Plano Del Aire

La Invención Colectiva


¿Si todos creemos
Que el corazón es puro
Lo será?
No.
Una invención colectiva nada más

Amanece hoy
Para atardecer
Todo empieza
Para terminar
Tú has nacido
no sé para qué

No eres bondad
Aunque todos los crean así
Una invención colectiva nada más
Eres perversión
No digo que sea malo
Pero es

Nos confortamos con los sueños
Sean cuales sean
Son nuestros amparos
La vida es un sueño
De los miles
Que
Tenemos

Me das seguridad
Aunque de una invención te trates
Te doy gracias
No importa que no seas real
Nadie lo es
Todos somos invenciones
De los demás
Para los demás





El Plano Del Aire


Pongámoslo así,
hoy me voy y tú te quedas
o quizás yo me quedo sin ti
Nos vamos quedando sin palabras
Sin amistad y sin amor
pero no importa,
porque es así como ha tenido que ser

Hay un lugar que no podemos ver,
que nos es tapado cruelmente
ahí está contenido nuestro destino,
Tú estarás allá, y yo aquí

Me pregunto si pensarás en mí,
o si te acordarás de las estupideces juveniles
que alguna vez hicimos juntos
Pero no me hago expectativa;
yo no pienso en ti
(mentira)
Si fuera así no escribiría esto

Bueno, dejémoslo así,
pronto nos vamos,
y no nos veremos más
En realidad no lo sé,
Pero así lo creo,
pondré de mi parte para no verte más
y tú harás lo mismo,
aunque no quieras admitirlo

Esto es no es un hasta luego,
esto es un adiós.
espero que te vaya bien
Mis más sinceros cariños,
Aunque sé que no los quieres
Ni te gustan
pero
Ahí te los dejo
A
Tu
Disposición

jueves, 16 de octubre de 2014

Esos Locos Pobres

Bajo el puente viven una pareja  de enamorados, ¡No te creo, que increíble! Sí. Lo peor es que tienen vicios muy extraños; Se visten con plásticos negros en vez de ropa y se bañan en las aguas mugrientas del estero, esta en vez de limpiarlos, hace que sus pieles quede impregnado de ese lodo con estiércol mal oliente. Si pasas algún día por ahí (en un radio de un kilometro) podrás oler el asqueroso aroma de ese par de enamoradas.

Cuando hace frío, como ahora brrr, la pareja tiene otro vicio particular, con los palos que encuentran hacen una fogata, es chica y poco cálida, sus llamas están decoloradas, uhhh qué pena, Sí, la fogata da un poco de lástima, pero ese no es el punto, la cosa es que haciendo eso a mi parecer juegan a ser cavernícolas o algo así. Algún día se refriarán y no será gracioso, uyy, sí es verdad.

Dios mío, quién entenderá a esos locos pobres, concuerdo contigo.


FIN

domingo, 5 de octubre de 2014

Cadaver Exquisito I

Nuestras almas ardieron hasta el fin de los tiempos 
aunque continúe esperando, jamás volverá,
Ni mucho menos amará
Y solo basta con los anhelos que vendrán;
Días fríos que congelan el recuerdo de un ayer
Animales de jardín llorando en tus brazos

La vida se pierde en un nudo de lazos
Que van enredando nuestros caminos como telar,
Dan origen a las frazadas y mantas más cálidas de la región
Donde no descanse mi corazón

Él me habla sin razón, me habla del amor
Mejor sentimiento, aunque cause a veces dolor
pero para eso está este desquite,
tal sensación que te provoca olvidar todo temor
Temor de no poder expresar

El mundo no deja de besar
Acto que no solo se hace con la boca
Y de la boca escapó por su aliento a mono y miedo a ser mordido
Un bocado que al amargar la ilusión dulce se escupe,
Se quita el sudor de la cara.
Y es ahí cuanto te miro y quedo anonadada

La cobra y golondrina pelean en el valle de la locura
El mundo va cambiando, va perdiendo la cordura
Aquella cordura que me hace caer en la locura
De mi mente la habitante más oscura
La liberté commence où l´ignorance finit

sábado, 6 de septiembre de 2014

Los Hijos de Korhyl

LOS HIJOS DE KORHYL


El sol estaba saliendo y los primeros rayos de luz se hacían visibles en la superficie, también la cálida brisa del desierto de Korhyl se hacía presente.
Kenneth abrió los ojos y vio como la gran carpa se empezaba a iluminar, indicando que empezaba un nuevo día. Después miró a la adormecida mujer que estaba acostada a su lado, su silueta era preciosa, su piel era morena como canela, y su pelo negro ondulado. Pensaba en lo afortunado que era al haberse acostado con ella, no eran muchas las veces que se podía disfrutar de tener sexo con una fémina tan bonita.
El hombre salió de la cama sin ninguna apuro. Se puso sus pantalones y fue al otro extremo de la carpa a buscar algo para comer en un cofre dónde guardaba su comida. Sacó una fruta verdosa, le dio un mordido y la saboreó lentamente, luego observó nuevamente a su compañera, podía contemplar sus preciosos pechos.
Se escuchó un grito desde a fuera de la carpa. El hombre se alegró sigilosamente, no hizo ningún gesto que lo demostrara, debía ser algún cliente en busca de sus servicios como sicario, debido a que el joven no tenía muchos amigos, muy poca gente visitaba a Kenneth por otra cosa que no fuera asuntos de trabajo. No era algo que le importaba al asesino, las visitas solo interrumpían su calmada soledad. De hecho, ni siquiera le gustaba que vinieran sus clientes, la mayoría terminando hablando cosas que no le interesaban y no había forma de hacerlos callas, sin embargo, ahora era distinto, estaba muy endeudado y necesitaba conseguir dinero, y deber era peligroso, en el único caso en que el gobierno hacía algo contra los criminales, era cuando estos debían créditos.   
La puerta de tela de la carpa se abrió, y de ella apareció un hombre alto. Su piel era blanca, Kennet supuso que debía ser de otro lugar, nadie que viviera en el desierto tendría una piel semejante a esa. Su pelo era gris y tenía ojos negros, era viejo pero su mirada reflejaban gran vitalidad.
-Buenos días, me llamo Henry Edison, ¿usted debe ser Kenneth Kaiser, cierto? –Preguntó el viejo, su voz era ronca y oscura, tenía una expresión sería.
El joven lo miró durante unos segundos, pero no dijo nada ya que nada lo apresuraba. Cuando se hubo acabado la fruta, sacó del baúl un licor y se lo empezó a tomar. Henry se empezaba a irritar, no le gustaba que no lo escuchar.
-Le he preguntado algo –Dijo Henry con un tono que revelaba su impaciencia.
-Sí, soy Kenneth Kaiser, asesino a sueldo, ¿necesitas algo? –respondió de mala gana Kenneth, luego de tomar un largo trago de su bebida.
El viejo se quedó contemplando silenciosamente al joven, había escuchado mucho de él, era uno de los sicarios más conocidos. Kenneth era musculoso, todo su cuerpo estaba muy trabajado, su pelo era de color castaño y sus ojos eran dorados. Tenía la piel morena como la mayoría de la gente de la zona aunque estaba un poco más oscurecida por estar expuesto tantas horas al sol.
-¿Podrías decirle a la puta que salga afuera?, creo que el asunto a tratar es confidencial y no me gustaría que cualquier persona lo escuchara  –Dijo Henry.
-Si quieres echarla, eres libre de hacerlo, pero hazlo tú, a mi no me interesa, lo más probable es que la puta no nos molestará, como puedes ver, está durmiendo, y me parece que lo va a estar durante unas horas más. –Respondió Kenneth, el cliente se enfureció, pensó en gritarle al chico pero luego se dio cuenta que lo necesitaba mucho y no valía la hacerlo enojar, tendría que soportarlo.
El asesino a sueldo terminó su licor y tiró la botella al suelo, esta al caer al piso no se rompió, luego fue al cofre y sacó otra. Bebió un largo trago y la guardó. Se fue a sentar a la cama. Henry sonrió para sí, por fin sería escuchado, en general no soportaba que lo trataran así, de hecho, era la primera vez que vivía semejante situación, sin embargo, no había nada que pudiera hacer.
-Necesito tu servicio, verás, soy un gran empresario que podría perder toda su fortuna por culpa de un hombre llamado Nicholas Tesla y no puedo dejar que eso pase, sería algo realmente trágico, es por eso que necesito que me ayudes y mates a Tesla.
-Nunca he ayudado a un empresario, y siempre pensé que nunca lo haría… pero siempre hay una vez. Ahora, esto depende de si tienes suficiente incentivo para hacerme cambiar de opinión, si no es así, puedes irte de acá y no volver a estorbar en mi vida –Dijo Kenneth sin inmutarse. Especialmente cuando se trataba de su trabajo, era un hombre frío.
El empresario mantuvo una expresión seria durante unos segundos, pero luego se rió despacio.
-Tendrás todo lo que tú quieras, te puedo asegurar eso, con tal que hagas lo que te pido –Respondió Henry –El dinero no es un problema para mí.
-Muy bien, partamos por algo, ¿quién es ese tal Nicholas Tesla?
-Es un hombre, científico para ser más preciso, que ha formado una pequeña empresa, luego de largos años de investigación ha logrado obtener muchas fórmulas que le permiten crear medicinas a un precio mucho más barato y hacerlas accesibles a la gente común. –Dijo Henry, tomó un pequeño respiro y siguió –Y me afecta especialmente a mí porque yo soy el hombre que actualmente está cargo de producir todas las medicinas que conoces, si es que su negocio prospera, no tendré forma de competir y me iré a la quiebra.
Durante unos segundos, se produjo un silencio solemne. El empresario temió de que el joven se negara a realizar el trabajo, había escuchado que antes de ser un sicario había sido parte de un grupo rebelde armado que buscaba el bien de la gente violentada por la sociedad, y quizás no estaría de acuerdo en ayudar a un comerciante que lo único quería era seguir con un negocio que solo lo favorecía a él.
            -Bueno, necesito dinero y eso significa que no tengo otra opción, aceptaré, dime dónde queda la empresa de Tesla y cómo te contactaré cuando ya haya finalizado el trabajo. –Dijo Kenneth sin mirar al contratante.
-Vivo en un lugar en las alturas, a donde los rayos del sol no llegan –Dijo Henry, y le tiró un dispositivo al joven. –Con eso me podrás llamar, solo úsalo en situaciones importantes, también con ese dispositivo te enviaré la dirección exacta de Tesla, por favor hazlo antes de que el sol se oculte.
Luego de decir eso se fue de la carpa. Kenneth no sonrió y tampoco se alegró. Es verdad, necesitaba el dinero y le podría cobrar mucho dinero, tal vez con ese dinero podría pagar todas sus deudas e irse del planeta para acceder a una mejor vida, es decir, tendría la oportunidad de disfrutar una vida de lujos por mucho tiempo pero había algo en su conciencia que le decía que lo que había hecho estaba muy mal, había vendido toda la poca dignidad que le quedaba. Se quedó pensando mucho tiempo en eso, hasta que recordó que en realidad se estaba regañando por algo idiota, a quién le importaba si es que lo que hacía era correcto o no. Era una discusión absurda, que había tenido hace muchos años atrás, y que a veces volvía a tener consigo mismo, pero siempre terminaba con la misma conclusión; ¿quién era él –y todas las demás personas- para definir qué era lo bueno y lo malo?, ¿cuál era la importancia de que matara a ese tal Tesla?   
Miró a la mujer para dejar de pensar en cosas innecesarias, y sus pensamientos se concentraron solo en ella; era realmente hermosa, todas las cosas que estaban en su mente empezaban a desaparecer, y su figura era lo único que iba quedando, cautivando su lado más salvaje. Kenneth escurrió su mano por el vientre hasta llegar a la entre pierna de la mujer. La mujer se despertó y soltó un leve gemido de placer, vio al joven y le sonrió, él por su parte, miró los ojos cafés de la mujer y luego siguió con lo suyo.


Kenneth se vistió con una camisa y pantalón blanco, arriba de eso se puso una túnica de color rojo, se enroscó una bufanda en el cuello, se puso unos anteojos y se acarició suavemente su barba. La mujer lo miró con deseo, parecía no estar satisfecha, pero el joven no lo pareció notar, en realidad, no le interesaba nada de lo que ella podría llegar a pensar o decir. De un mueble sacó una pistola y se la colocó debajo la túnica. Probablemente sería un día largo.
Salió de la carpa, hacía más calor que otros días, aunque en general el hábitat era muy caluroso y seco. El joven contempló el inmenso desierto, sus ásperas y toscas rocas y su arena naranja, ambos elementos parecían ser lo único que había en miles de kilómetros. No se podía visualizar ninguna planta, y apenas había vida, pero eso no era suficiente para darle dinamismo al desierto, todo estaba tan muerto, era algo que realmente endurecía cuerpo y alma, Kenneth pensaba a veces que su entorno le mostraba la vida tal cual era, sin ningún preámbulo.
La carpa del asesino estaba realmente aislada de la sociedad, pero eso no era algo malo para el joven, él no necesitaba a la gente para vivir. Se adaptaba mucho más a la soledad.
Se subió a su moto, gracias a que estaba equipada con propulsores iónicos, el vehículo era muy veloz, y no tardaría tanto en llegar a la ciudad. A veces recorría las grandes sequedades del desierto en su moto, disfrutando de la velocidad y de la brisa en la cara. En el costado izquierdo de la moto estaba escrito “Los Hijos de Korhyl” con letras rojas, era el nombre de un frente rebelde armado que luchaba contra las autoridades, se había creado hace ya 10 años atrás, Kenneth había pertenecido desde el origen, no obstante, empezó a tener diversos problemas que lo hicieron cuestionarse lo que estaba haciendo, y ahí decidió que no tenía sentido seguir en un grupo cuyos ideales eran finalmente un slogan. Desde ese entonces empezó su trabajo como asesino, y su primer trabajo como asesino fue matar al líder de “Los Hijos de Korhyl”, un hombre fuerte que le había enseñado muchas cosas, partiendo por como sobrevivir por su cuenta. Luego de realizar su misión, sintió un tremendo vacío, esa situación lo marcó fuertemente, desde ese entonces supo que podía hacer todo lo que quería, porque nada tenía sentido ni valor.
Prendió la moto, los motores resonaron por todo el lugar, y luego de verificar todo, aceleró. El viaje hacia la ciudad no era agradable, ni tampoco desagradable la superficie del desierto era muy monótona y era muy aburrido estar viendo lo mismo todo el rato, no obstante, el viaje no duraba mucho porque el vehículo era muy raudo.
El centro de la ciudad era una guarida para criminales, no quedaba ningún ser humano que conociera la palabra bondad, la mayoría eran ladrones o estafadores. Debido a que en el centro solo habían bandidos, la gente normal no tenía otra opción que vivir alejada del epicentro de la ciudad, en pequeñas villas que quedaban en la periferia.
En la plaza central se veían algunos vendedores ambulantes que estaban vendiendo artefactos que, en su mayoría, no servían para nada, también habían muchos robots hechos de manera precaria, el acero que cubría sus circuitos parecía oxidado y les faltaban muchas partes.
Kenneth llegó y dejó su moto amarrada con una cadena a un poste. Se escuchaban muchos gritos, gente vendiendo o buscando riñas, era una ciudad bastante activa, el joven no podía parar de pensar en lo molesto que le resultaba que la urbe fuera así. Fue a un bar, antes de cumplir su misión bebería un poco, en general, aunque no le gustaba mucho estar con gente, le gustaba ir a ese bar porque los precios eran bajos y el licor más fuerte que en los otros locales. Cuando entró al bar, se sentó en una mesa y pidió un trago cualquier, no se tardaron en traérselo. Veía con desprecio el lugar. Había mucha gente borracha tirada en el piso, la luz del local no parecía estar funcionando totalmente bien, así que todo estaba más oscuro, la banda de jazz estaba tocando una pieza bastante anímica, pero lo anímico moría en contraposición del lugar.
-Kenny, ¿cómo estás? –Dijo un hombre, sentándose frente de él. La cara del hombre estaba desfigurada, y tenía muchas heridas en diversas partes del cuerpo, era bastante grande, y tenía grandes músculos en los brazos. Kenneth no le respondió, le interesaba poco o nada.
-Parece que no te acuerdas de ninguno de tus camarada, realmente se nota que eres un hijo de puta…¡maldición, podrías decir algo si quiera!
-Lo que pasó hace 10 años se quedó en el pasado, las cosas quedan en el pasado y no tienen mayor significado, lo siento, amigo.
El hombre estaba muy enojado, y golpeó fuertemente la mesa, el vaso de licor del joven casi se cayó. El asesino miró con indiferencia la situación.
-¡Lo único que te importa es que tú estés bien, siendo que el maestro nos salvó muchas veces, lo mataste sin vacilar!, ¿cómo se siente, ah?, cómo se siente matar al hombre que prácticamente te crío –gritó el hombre furioso, se paró y sacó una vara de acero de su chaqueta para tratar de golpear a Kenneth, éste también se paró, esquivó el golpe y rápidamente le disparó en el pecho, el hombre gritó y cayó muerto al piso. La sangre del hombre había manchado la mesa y el piso. Eso era lo que más detestaba Kenneth de matar a alguien, siempre quedaba todo embarrado. La gente del bar se calló durante unos segundos, pero luego siguieron bailando, conversando y tomando como si nada hubiera pasad. El joven siguió escuchando la música y tomando, un hombre del bar se acercó para limpiar la sangre del piso, aunque dejó el cuerpo intacto, Kenneth miró con cierto desconcierto a la gente. Se volvió a sentar y bebiendo lo que quedaba de licor, probablemente otro hombre lo trataría de matar, siempre le pasaba cuando iba al bar en la ciudad, era algo muy rutinario. No pasó mucho tiempo para que un viejo se sentara frente suyo. Era un hombre, ya mayor de edad. Era bajo, su pelo estaba desordenado y sus ojos demostraban una vida llena de incertidumbres, tenía una gran barba. Kenneth al principio no le prestó atención, porque lo más probable es que sacaría un arma para matarlo, pero no fue así, el hombre solo miró seriamente al joven. No había ningún sentimiento en la mirada del viejo, no existía odio, tampoco bondad.
-Es gracioso como matas a tus ex compañeros, ¿no te parece gracioso tu falta de sensibilidad? –Dijo lentamente el viejo, su voz era muy profunda.
-No tiene sentido reírse.
-Desde que se construyó el imperio, la humanidad perdió moralidad, ahora la gente es como tú, solo busca dinero. Tú has sido corrompido y lo sabes, pero no te parece importar, porque lo superficial te trae muchos placeres.
-No, eso es mentira, yo no busco dinero, no busco placeres, ¿tiene algún sentido tener eso?, yo busco algo más esencial, busco vivir, y en ese sentido sostengo una tesis simple pero cierta: El más fuerte sobrevive y el más débil perece, es así de simple –Dijo Kenneth serio
-Entonces para ti todo se resume en que somos bestias salvajes –Susurró el viejo
-Si quieres, puedes verlo de ese modo, en realidad me da lo mismo lo que pienses –Respondió el sicario, luego terminó su trago y se fue del bar, dejando solo al viejo. Ya no podía perder más tiempo, tenía una misión que cumplir antes de la puesta del sol.
Al salir del bar, el joven sintió la calurosa brisa del desierto, la temperatura había subido paulatinamente desde que había salido de su carpa. Los gritos de las calles no habían cesado, y tampoco parecía que iban a parar. El aparato que le había dado Henry empezó a vibrar, el joven lo encendió y reflejó una holografía del empresario, este parecía estar sentado en un escritorio con muchos textos a su lado.
-Te acabo de mandar su ubicación, no me interesa el método que ocupes para realizar el trabajo, solamente quiero que lo hagas, recuerda que el futuro de mi empresa depende de ti…ah, por cierto, a las tres de la tarde algunos empleados van almorzar, debería ser más fácil entrar pasada esa hora –Dijo tranquilamente el empresario.
A Kenneth no le importaba a quién estaba ayudando, ni quién dependía de él, solo quería el dinero, pero no dijo nada, solo asistió con la cabeza y apagó el aparato, después de unos segundos, el aparato tenía acceso a un mapa virtual en donde estaba la ubicación de la empresa de Nicholas.
El joven pensó en formas para poder ingresar, quizás sería útil hacerlo de forma más cautelosa, sin embargo le disgustó un poco de la idea de infiltrarse, prefería llegar a la empresa y matarlos a todos, era más fácil y rápido, aparte, la justicia no estaría a favor de una empresa independiente en algún juicio, el gobierno no era partidario de ser mediador en ese tipo de asuntos. Kenneth se dirigió a su moto, todavía faltaba una hora para las tres, así que despilfarraría su tiempo paseando por el magnánimo desierto. Lo más probable es que incluso cuando todos los guardias de la empresa estuvieran ahí, él los podría matar y cumplir la misión, prefirió ahorrarse trabajo en realidad no perdía nada esperando.
Se puso los anteojos y activó los propulsores, sin embargo, no los puso en su máxima potencia, en esta ocasión no le interesaba ir tan rápido. Cuando Kenneth estaba adentrado en el desierto, una pandilla de motociclistas lo empezaron a seguir, eran cuatro, todos parecían hombres fuertes y sus motocicletas iban un poco más veloz que el vehículo del joven. Kenneth pudo identificar un signo de los “Hijos de Korhyl” en una de las motos de los hombres. Un motociclista se adelanto, Kenneth se dio cuenta que había sido acorralado, tenía un hombre a su izquierda, otro a la derecha, y uno adelante, no tuvo más opción que parar.
-Lo sé, están indignados porque maté al maestro –Dijo cansadamente Kenneth, encontraba estúpida la actitud de los “Hijos de Korhyl”, parecían no olvidar lo que había pasado hace mucho tiempo y molestarlo cada vez que lo encontraban.
-No…Está vez no venimos por eso, venimos porque estás ayudando a una de las elites económicas más poderosa del sistema, y tú piensas matar a alguien que ha trabajado por la democratización del poder de este jodido planeta, no podemos permitir que cumplas tu objetivo –Dijo enojado el hombre que estaba adelante de Kenneth.
-No se los voy a impedir, pero ustedes tendrán que matarme y les advierto que no soy presa fácil.
Kenneth encendió su vehículo, activó los turbos de los propulsores, y partió, chocó  la motocicleta que estaba delante de él, el piloto de esta se cayó a la arena  y el asesino siguió derecho, el pandillero montó nuevamente la moto y ordenó a los otros hombres que lo persiguieran.
Con los turbos activados, la moto del Kenneth era mucho más rápida, no obstante no logró sacar mucha distancia a los otros hombres. Los motociclistas sacaron sus pistolas y le empezaron a disparar a Kenneth, sin embargo, este esquivaba todos los disparos. Luchar en moto era mucho más difícil que una pelea normal, sin embargo, manejaba muy bien y le era fácil hacer maniobras para evitar los disparos de los enemigos. Kenneth hizo una vuelta con la moto y aprovechó de disparar a un pandillero, éste cayó muerto de su vehículo, los dos restante trataron de chocar con la moto a Kenneth para botarlo. El joven saltó hacía la derecha, y le disparó a otro hombre, sus habilidades y reflejos eran increíbles, solo quedaba él y un hombre más.
-Es increíble, en verdad eras el mejor de los “Hijos de Korhyl” –Dijo con asombro el hombre.
-Sí, lo era, y solo por una razón…Porque yo fui criado por las frías corrientes nocturnas y ardientes arenas del desierto de Korhyl, tú eres solo un hombre que cree estar haciendo lo correcto, pero fuiste criado sin ninguna dificultad, yo en el desierto he estado más de una vez en el filo de la vida y la muerte, yo soy realmente un hijo de Korhyl, y yo sé que lo correcto no es más que una absurda afirmación de un determinado grupo de gente.
-No obstante, ahora tengo ventaja sobre ti, ya que yo estoy montado en mi motocicleta. Hoy fallarás, y morirás, para que así se haga lo correcto y no se mate a Tesla.
-¿Enserio? –Kenneth lo miró inmutable –Aun para hacer lo correcto necesitas matar a una persona, ¿es qué todavía no lo entiendes?, el más fuerte domina al débil, es el orden de la naturaleza, lo correcto será impuesto por el más fuerte.
El otro hombre frunció el ceño, en su mente pasaron fugazmente miles de pensamientos de odio; el universo entero estaba en decadencia por culpa de gente como el joven que tenía delante suyo, no podía tolerar esa actitud. Aceleró todo lo que podía, cuando estaba cerca del joven, este saltó y derribó al hombre de un golpe, cayendo tumbado en la arena, Kenneth lo tomó del cuello. La moto siguió su camino derecho hasta que perdió el equilibrio y cayó.
-¿Sientes el calor de la arena? –Dijo Kenneth con voz oscura, no había ni una pisca de piedad en ella.
El hombre gritó y alejó al joven asesino con una patada, le tiró un puñado de arena a la cara, y aprovechó la oportunidad para golpearle la cara, Kenneth logró esquivar el golpe y empujar al hombre, sacó su pistola y apuntó a la cara de su enemigo, sus ojos demostraban su fría actitud. El hombre respiró hondo, tenía miedo de morir, cerró los ojos durante unos segundos, tomó su pistola y corrió rápidamente hacía Kenneth, este disparó, pero falló, el hombre logró golpearle en el pecho y dispararle en el hombro, Kenneth soltó un grito desgarrador. El hombre le golpeo la cabeza con el mango de la pistola y el joven asesino cayó en la arena, el hombre esbozó una sonrisa de placer.
            -Efectivamente las reglas las pone el más fuerte –Dijo el hombre con una mueca victoriosa.
Kenneth asintió con la cabeza, y se quedó tirado en el piso durante unos segundos, luego rápidamente tomó la pierna del hombre y jaló de ella, botándolo al suelo, apuntó con la pistola a la cabeza del hombre y disparó tres veces, la sangre de su enemigo salpicó en toda la cara de Kenneth.
-¿Crees que con un disparo me puedes matar?, ya te dije, soy un verdadero hijo de Korhyl, un disparó nunca me habría matado –Dijo Kenneth al aire. Se limpió la cara, y cuando terminó le disparó nuevamente al hombre que yacía sin vida en la arena, el cuerpo reacciono al disparó, al ver esto, Kenneth suspiró cansado.
La temperatura llegaba a niveles absurdos, el joven montó su moto, una gota de sudor caía por su frente y escurría su cara lentamente. Pronto serían las tres y tenía que cumplir la misión. La moto parecía estar buen estado, incluso después de que fuera chocada por otras dos motos. Kenneth partió a la ciudad.
El joven estacionó su moto cuadras más allá de la oficina de Tesla. El edificio quedaba en un callejón poco transitado, debía tener solamente dos pisos. En general las empresas no estaban en el centro de la ciudad, y las edificaciones eran fastuosas y excéntricas, los hombres de negocios eran los más rico del planeta, y no habían mucho, dado a la paupérrima condición del ciudadano promedio, no podían acceder a ningún crédito para emprender, tampoco tenían el capital cultural que necesitaban. Por eso mismo, era muy raro que un empresario rico trabajara para el bien común, no era un buen negocio, se perdía mucho dinero. Definitivamente Tesla debía ser uno en un millón.
El sicario cargó su pistola, le puso un silenciador, en realidad no le importaba que se enteraran que había un asesino en su empresa, porque lo más probable es que no tuvieran muchos guardias –Nadie se arriesgaba a hacer ese tipo de trabajos- y poco o nada le importaría a la justicia, sin embargo, prefería ahorrar el ruido molesto de la pistola.
Entró a la edificación de Tesla, ya no había nada más que pensar, ahora era hora de actuar. El hall era pequeño y daba a dos  pasillos con varias puertas. A simple vista parecía ser un edificio bastante modesto, sus paredes eran de color verde, tenía unos cuantos cuadros, los pocos muebles que habían eran de madera de cactus. Había mucha armonía en el lugar, parecía ser un lugar sin mucha acción, un lugar en que nada malo pasaba. Lástima que siempre había una primera vez.
-Disculpe señor, ¿me podría dar su nombre para anotarlo en el sistema?-Dijo la secretaría, su voz era so alegre.
Kenneth la miró durante unos segundos hostilmente, luego le apuntó con su pistola, la mujer quedó petrificada, no sabía qué hacer, trató de tocar unos botones para llamar a la seguridad pero el joven ya había jalado el gatillo. La mujer cayó de la silla en que estaba sentada sin vida, la pared había quedado impregnada de su sangre. El asesino siguió caminando hasta los pasillos, busco el nombre de Tesla, empero, no lo logró encontrarlo. No se encolerizó, tenía tiempo de sobra, podía darse el lujo de revisar toda la instalación. Bajó al subterráneo, esta estaba compuesto por un pasillo largo que tenía múltiples puertas, había un guardia, que al verlo sacó su pistola y lo interrogó pero Kenneth no respondió y le disparó raudamente en el cuello. Después empezó a buscar la oficina del empresario, hasta que finalmente la. Abrió la puerta despacio y entró. Contempló el gran cuarto, no parecía haber mucha luz, a cada costado de la pieza habían dos estantes grandes, lleno de libros, el piso tenía una alfombra roja gastada y sucia. Habían muchos muebles, no obstante todo estaba ordenado perfectamente, todo parecía en su lugar correcto. Nicholas Tesla era viejo, su piel de un color café tenía múltiples arrugas por el paso de los años, su pelo era gris, y sus ojos negros. No tenía barba, vestía una túnica verde. El empresario se paró lentamente e invitó a Kenneth a que se sentara.
-Señor Kenneth Kaiser –Dijo Tesla con tranquilidad –Es realmente muy difícil olvidarse de usted, además, no ha cambiado en nada.
-¿Acaso me conoce? –Preguntó sin sorprenderse el sicario.
-Sí, también fui parte de los Hijos, obviamente que no con este nombre. Siempre ayudé al maestro con dinero. Nuestra amistad se fundó debido a que ambos vimos la necesidad de cambiar este planeta lleno de gente inmunda y corrompida…Como tú.
-Entones, aparte de tener el privilegio de matar al maestro, podré matar al segundo en mando.
-¿Por qué solo has hecho cosas negativas?, ¿es qué acaso nunca te conmovió el objetivo de los Hijos?
-¿Quién somos nosotros para juzgar lo que es positivo y lo que es negativo?, deberías entender que eso es una discusión absurda –respondió el joven asesino.
Nicholas suspiró, dio vuelta unas hojas de un texto que tenía en su escritorio, lo leyó durante un tiempo y después miró fijamente a Kenneth.
-No puedo entender cómo un joven lleno de sueños se pudo convertir en un asesino frío, que no quiere sentir nada más que placer. Estoy seguro de que te acuerdas muy bien del objetivo de los “Hijos de Korhyl”, pero solo por si acaso puedo recordártelo: acabar con la desigualdad de poder en este planeta, y ahora tú estás ayudando a agrandar esa desigualdad –Dijo Tesla, su voz estaba muy calmada, sabía perfectamente lo que iba a suceder, solamente estaba tratando de hacer consiente a su asesino.
-Puedes decir lo que quieras, pero nada te salvará, ninguna charla de ética cambiará mi decisión –Dijo Kenneth parándose. –Te falta entender la vida, viejo compañero, la desigualdad, la pobreza y todas esas cosas no me interesan, nada que pase en esta vida me interesa, no es el placer lo que busco, sino simplemente vivir, ¿por qué no aceptas la absurdidad de la vida?, no eres nadie para plantear el valor de lo bueno y lo malo, de lo justo e injusto, somos meramente humanos que se engañan, y siempre se engañaran, tú vives creyendo que haces lo correcto, yo me cansé de eso, prefiero ser libre y no engañar ni ser engañado. Nicholas, ahora es hora de morir.
-¡He trabajado toda mi vida para salvar a la humanidad, no importa lo que digas, tú estás mal! –gritó enojado el empresario, Kenneth apuntó con su pistola. –No importa que me mates, ya he avanzado lo suficiente en mis investigaciones, si yo no lo hago, no importará, alguien más lo hará, todavía quedan personas que no han sido corrompidas.
El asesino apretó el gatillo y le disparó en el pecho. El silencio se apoderó de la sala. El joven caminó hacia la salida de la habitación, había cumplido con su trabajo, ahora solo faltaba recibir la paga, sin embargo, no pudo irse de la sala porque la guardia del edificio había llegado, lo más posible es que antes de morir Tesla la hubiera llamado; la puerta estalló, y explotó una bomba de humo dentro del lugar. Aparecieron dos hombres armados –no obstante, debido a que no se podía ver nada no se podía visualizar las características de esos dos hombres- Kenneth solo escuchó murmullos y luego la sala se inundó de ruidos de disparos, el sicario se escondió velozmente detrás del escritorio de Tesla, veía como las balas fallaban. Tomó su pistola y corrió ágilmente hacia adonde los hombres y golpeó a uno en la cabeza con el mango de su pistola, y le disparó al otro, luego volvió a esconderse en el escritorio. El humo se iba acabando.
-¡Mierda!, hemos llegado tarde –Dijo enfurecido el hombre, logrando ver el cuerpo del empresario, luego vieron los cuerpos de sus compañeros, sacaron las armas.Tenían que ser precavidos, no sabían dónde estaba el asesino.
Kenneth aprovechó la situación para atacarlos. Disparó y mató a los otros dos hombres
El joven salió del lugar y subió las escaleras, se encontró con varios hombres más, aunque solamente era cuatro. Pudo matarlos a todos sin problemas. Su tesis había sido comprobada, habían pocos guardias en el edificio. Suspiró cuando salió del edificio, ahora por fin había terminado, nadie lo atacaría en la calle, en la ciudad, la injusticia protegía a la justicia. No le costó salir, los demás funcionarios debieron haber escuchado los disparos de los guardias y escondido.
            Cuando llegó a su moto, llamó a Henry con el aparato que le había dado para decirle que el trabajo estaba listo. Había sido fácil.
-Henry, ahora que he matado a Tesla, me gustaría discutir la paga. –Dijo el joven.
-Perfecto, nos vemos en tu carpa, ahí veremos los detalles de ese asunto.
Kenneth prendió la moto, activo los propulsores iónicos y se fue directo a su hogar, había sido un día largo, pero sería el trabajo mejor pagado que hubiera tenido en años. No se tardó en llegar a su carpa, vio que todo estaba igual que en la mañana con la excepción de que la mujer no estaba, parecía casi como si no hubiera transcurrido tiempo adentro de la carpa. Miró su cama, contempló las sabanas desordenadas y los muebles de la carpa, estuvo así durante varios minutos. Un hombre entró a la carpa, era Henry Edison.
-Felicitaciones, de verdad de agradezco lo que has hecho por mi –Dijo Henry con una sonrisa en la cara.
-Quiero el uno porciento de todas tus ganancias actuales, me imagino que eso será una cantidad absurda de dinero, con eso me bastara para vivir mi vida lejos de aquí –dijo Kenneth con una mirada fría y penetrante. 
La expresión de Henry cambió, ahora estaba más serio.
-Kenneth…eso es demasiado dinero, estoy seguro que…-balbuceó el empresario, pero dejó de hablar cuando vio la pistola en la mano del joven. –Ok, te daré lo que quieres, necesito que me des alguna cuenta para darte el dinero. No hay necesidad de ponerse así…podemos resolver esto como hombres pacíficos.
-Cuando maté a Tesla, él tuvo una actitud bastante más firme que la tuya. Quizás  es una lastima que una persona así haya muerto, pero qué más da, es mejor no pensar en eso, en estos tiempos gobierna la fuerza y no la virtud –Dijo lentamente el joven, luego sacó el dispositivo que le había dado Tesla y se lo pasó a Henry, luego en un papel le anotó todos los detalles para que le diera el dinero. El empresario se fue raudamente, no quería volver a hablar con ese sicario.
El día de Kenneth había terminado, ahora tenía mucho dinero, podría pagar sus deudas y hasta irse del planeta a alguno más lujoso, ¿pero para qué? Pensó el joven, era innecesario, la vida, podía ser buena o mala, eso en realidad era un constructo, la vida siempre iba ser igual, era una estupidez, prefería seguir viviendo en ese planeta hostil, porque al final, la lógica de que el más fuerte domina y el más débil padece era bastante cierta.
                                               



FIN