martes, 24 de diciembre de 2013

La Ciudad de los Cielos



Con este cuento gané el segundo lugar de un pequeño concurso literario.

La Ciudad De Los Cielos
                                                   
La noche se aproximaba y en la Isla se iban prendiendo las luces. Se podía ver el vapor de algunos barcos a lo lejos. Estos siempre estaban ahí, nunca se acercaban, no obstante, estaban constantemente ahí y su vapor era lo que los delataba.
Tim caminaba por las calles de La Isla, de repente, se detuvo a mirar el cielo, estaba totalmente despejado, se veían miles de estrellas.
Una luz roja se prendió en uno de los faroles cercanos, éstas eran los ojos del lugar. Estaban en casi todas las calles, no había nada que se les escapara, eran las encargadas de vigilar a la gente.
Las ropas de Tim estaban rasgadas y viejas, a excepción de unos pocos, nadie en la isla tenía ropas decentes.
Finalmente, luego de una larga caminata, Tim llegó a su casa, contempló el observador que su padre había instalado en el techo, era realmente grande y su telescopio siempre estaba mirando en dirección a la luna. Subió unas escaleras y abrió la puerta. Lo único que escucho cuando llegó fueron los tubos de vapor. Si su padre estaba prendiendo los tubos, debía ser una noche bastante fría. Los tubos funcionaban como calderas, se quemaba el agua y el vapor paulatinamente empezaba a transmitir calor a la casa.
El padre de Tim llevaba un brazo mecánico y su elegante, aunque ligeramente sucio, traje de siempre, tenía unos lentes redondos y estaba totalmente calvo. Cuando vio a su hijo le sonrió sin pronunciar palabra, Tim le intercambio una pequeña sonrisa pero tampoco dijo nada.
Tim fue a su cuarto, todo era muy aburrido, no podía hacer nada, “Tu ADN no calza con el ADN de los prisioneros” pensó. Todos le decían eso, pero, ¿Qué significaba?, él también era un prisionero como todos los demás. De repente su padre entró a su pieza, estaba toda oscura y prendió una lámpara que estaba en el muro.
-¿Hijo, sabes qué día es mañana? –Preguntó su padre, sin esperar ninguna respuesta en concreto.
-No Padre, no lo sé.
El padre no se inmutó, y después de unos segundos sonrió y se fue. Los prisioneros no habían sido hechos para la comunicación, la mayoría de los diálogos entre ellos eran fríos y cortos.
No muchos sabían qué pasaba mañana, pero él sí que lo sabía. Desde la Ciudad de los Cielos venía un burgués llamado Michael Borto, conocido por haber dejado sus negocios y se haberse convertido en un trovador. Se dedicaba a  viajar por todo el mundo escribiendo poemas e historias. La venida de Micheal era la oportunidad para que Tim escapara de la prisión, él no pertenecía allí, su ADN era distinto al de los demás prisioneros y merecía vivir como una persona civilizada.
La mañana llegó, y las fábricas abrían. Toda la gente se iba a trabajar y por esto fue que nadie –a excepción de algunos- se percató de que un barco, parecido a esos que nunca se acercaban, había embarcado en el puerto de la isla. El padre de Tim y otra persona estaban esperando que bajaran los pasajeros del barco. Después de que las autoridades del barco pisaran tierra, bajó lentamente Micheal Borto. Éste llevaba un elegante traje, era rubio, de ojos azules y tenía una barba bien cuidada, realmente no se parecía en nada a la gente de la Isla.
-Bienvenido a la Isla, señor Michael Borto –Dijo el padre de Tim alegremente.
-Usted debe ser el Alcalde de este lugar, es un placer conocerlo.
-Mi hijo, Tim será el encargado de enseñarle el lugar, ruego que nos perdone por darle solo un día, pero a nuestros ciudadanos no les gusta tener este tipo de visitas.
-Lo sé, la escoria esta hecha para la escoria, esta en su ADN, no se preocupe, lo entiendo perfectamente.
El alcalde no respondió, Borto sonaba ofensivo pero era la cruda verdad. De alguna forma, su ADN estaba hecho para que solo pudieran vivir en la isla, eran la escoria del planeta.
Tim fue llevado donde Borto, Tim no podía creer que estaba en frente de un ciudadano de verdad, era realmente una oportunidad única. Micheal se quedó mirando un rato al joven, su cara se le hacía conocida. El joven era más alto que él y tenía el pelo más largo que un hombre común de las ciudades civilizadas.
Ambos caminaban por el camino que llevaba a las fábricas, el sol y la briza daban una sensación realmente agradable, era un día único en la isla.
-Realmente, aparte de las fábricas no hay nada muy interesante en la isla, aunque la verdad es que nunca he entrado a ellas, siempre me han dicho que mi ADN no es compatible con los de acá –Dijo Tim.
-Tu nombre es Tim, ¿Verdad?
-Si señor, ese es mi nombre.
-¿Te acuerdas de tu infancia?
Borto tenía una sonrisa en la cara y hablaba de una manera muy educada, era la primera vez que Tim escuchaba a alguien como él.
-No, fui adoptado por el Alcalde hace cuatro años pero no me acuerdo de nada antes de eso.
Micheal parecía pensativo, como si tuviera una duda que no podía ser del todo respondida; Cómo era que un prisionero no tuviera memoria de su pasado, no habían introducido a nadie en la isla desde que la crearon, la historia del niño no podía ser verdad, a menos que el joven fuera el hijo...
La fábrica era la que mantenía las reserva de energía de la isla, estaba construida arriba de una gigantesca posa subterránea, con grandes hornos evaporaban el agua y ocupaban el vapor como energía. En la Ciudad de los Cielos hacían lo mismo, pero las fabricas y los métodos eran totalmente distintos. No estuvieron mucho rato ahí. Luego de pasear por la ciudad, Tim y Borto se devolvieron a la bahía a esperar el barco.
-Tim, mi barco llegará pronto, ¿Te gustaría venir conmigo?
-¡Por supuesto!, pero, ¿es eso posible?
-Solo confía en mí, pero para eso deberás cortarte el pelo y cambiarte de ropa, a prendas mías.
Michael Borto se había despedido del Alcalde y le había contado sus intenciones para el futuro de su hijo, el Alcalde estaba feliz, su hijo iría a la civilización.
Michael estaba con Tim esperando el barco, si Tim no podía trabajar en las fábricas por su ADN, significaba que no tenía el ADN de un prisionero y no habría problema en que subiera al barco, nadie detectaría que en verdad era un prisionero. Cuando llegó el barco ambos subieron, pasaron por una compuerta que revisó su ADN y ambos salieron positivo, eso significaba que los dos eran de la Ciudad de los Cielos, Tim se impresionó pero no dijo nada, quizás su acento despertaría dudas, se limitó a seguir a Michael Borto, cuando llegaron a un cuarto, Tim se sintió libre de hablar.
-¿Por qué haces estos por mi? –preguntó Tim, estaba realmente alegre y su voz lo reflejaba
-¿Conoces a Tyr Malkovich?, me imagino que no, el tiene un hijo, que desapareció del rostro público hace cuatro años atrás, nadie sabe porque pero hay una teoría, en la cual yo creo; Steven Malkovich fue enviado a la Isla y creo que lo he encontrado, su cara era bastante parecida a la tuya, y tu no te acuerdas de nada hasta hace cuatro años, que vendría siendo tu vida en la civilización.
-En otras palabras, crees que yo soy el hijo de ese tal Tyr, ¿y quién es él?
-No lo creo, estoy seguro que tú eres Steven Malkovich. Ese tal Tyr es el gobernador de la Ciudad de los Cielos, en otras palabras, es el rey del planeta.
Tim se quedó callado, no podía creer que en verdad fuera el hijo de la persona más importante del planeta, aunque, no había prueba para afirmar tal premisa, era imposible que eso fuera cierto.
Un hombre de la tripulación entró a la pieza, muchas partes de su cuerpo habían sido remplazadas por miembros mecánicos.
-Señores, nos vamos a retrasar un poco y van a tener que pasar la noche en el mar, pronto les traerán a su cena.
Borto afirmó con la cabeza y ordenó al hombre que se marchara.
-Micheal, ¿Cómo piensas probar que yo soy el hijo de Tyr?
-Primero tendremos que investigar por qué te envió a la isla, y se perfectamente adonde empezar. Tim no es un nombre de la civilización, te ruego que uses Steven.
-Aunque me gustaría que me dijeras porque te has tomado la molestia de ayudarme.
La expresión Micheal Borto cambió, su cara parecía sonreír y hasta reírse un poco.
-No lo sé Steven, a veces las personas somos impulsadas netamente por impulsos, actos que carecen de rasgos racionales y que son simplemente… emocionales.
Steven sonrió devuelta, su vida iba a tomar un cambio radical, tenía que prepararse para enfrentarse a la modernidad, no solo tenía que hacerle caso a Borto. La decisión de él no parecía impulso, tenía que descubrir porque le interesaba tanto derrocar a Tyr.
De repente, entró de nuevo el hombre de la tripulación, esta vez traía una bandeja con una jarra de un líquido medio azulino y dos platos de comida.
-Sabemos que es poco, pero es todo lo que tenemos, rogamos que nos disculpen –Dijo el hombre de la tripulación del barco.
-Esta bien, no esperábamos un festín, muchas gracias –respondió carismáticamente Borto
El barco se movía rápidamente hacia el sur, estaba oscuro y apenas se podía distinguir el cielo, las olas no parecían a gusto con el barco y dificultaban su navegar.
Pronto se empezó a distinguir a la distancia una tormenta, si seguían avanzado todos morirían, iban a tener que detener el barco.
Borto no había tomado la noticia de la tormenta con mucho ánimo, pero sabía que no había nada que hacer para impedir al mar hacer lo que quisiera. Steven estaba durmiendo y lo despertó el fuerte balanceo del barco, la primera impresión del chico fue que la tierra se derrumbaba, nunca había sentido eso, y rápidamente el miedo lo invadió.
-¡Michael, qué esta pasando!
-Una tormenta chico, no te emociones tanto, no es nada grave lo más posible es que pronto pasará.
El barco se estaba moviendo demasiado, ninguna de las tormentas en las cuales se había encontrado Borto había sido así, tenía que ver lo que sucedía en la cabina. Cuando llegó vio que el capitán estaba borracho y en un rincón encontró el cadáver de un animal marino, el hombre era bajo, tenía un gran barba y su pie estaba hecha de metal, cuando vio a Borto se enojó.
-¡Hace qué usted mi cabina!
-¡Hombre, ya sé porque los mares están de mal humor! sabes que no puedes matar a un animal sin el permiso de los mares.
-Qué te importar a ti, si te atreves de insultar al capitán morir vas.
Se notaba que el capitán estaba tan ebrio que apenas podía formular frases coherentes.
El mar nunca se volvía turbio porque si, siempre era un origen humano lo que hacía que éste se agitara y ahora el capitán había provocado al mar matando a uno de sus hijos, habían muchas formas para calmar al mar, pero la más sensata en ese momento era esperar a que las aguas se calmaran por si solos. Borto se fue adonde estaba Steven, solo podían esperar, no había nada que ellos pudieran hacer para parar al mar. Iban a tener que perder mucho tiempo por culpa de la insensatez de un solo hombre.
Luego de unos días, lograron llegar a tierra firme, adonde tomarían los transportes para llegar a la Ciudad de los Cielos. Los transportes iban por una línea gigante que se alzaba hacia cielos para llegar a la ciudad, los vehículos eran largos y estaban hechos de hermosas maderas y alcanzaba grandes velocidades. No se demoraron en encontrar un transporte disponible, esto se debía a que era muy importante tener un fácil acceso a la ciudad, ya que mucha gente ingresaba y salía de ésta. Cuando entraron, Steven se fijó como el peculiar transporte se llenaba rápidamente, podía ver gente de todos los estilos, pero ninguno se parecía a la gente de la Isla.
-Micheal, ¿adónde queda la Ciudad de los Cielos?
Borto soltó una leve carcajada pero no respondió.
La ciudad efectivamente quedaba en los Cielos, ésta era el gran trabajo de la humanidad, para crearla los humanos se habían enfrentado a los cielos, pero luego de un tiempo, los Cielos dejaron a los humanos crear la ciudad. Los Cielos habían sido los responsables de la ciudad, sin su permiso y ayuda, la ciudad nunca habría existido, era por eso que todos los días, encargados especiales celebraban rituales en forma de agradecimiento a ellos. Cada elemento del planeta convivía con el otro; la Tierra, los Mares, el Cielo y la Humanidad.
No se demoraron en llegar pero Michael pensó que sería mejor salir últimos para evitar la gran masa que se movía en la salida. Cuando los dos salieron, Steven quedó realmente asombrado, la ciudad era increíble. Sus instalaciones parecían mucho más sofisticadas que las de la Isla y era notoriamente más moderna. La mayoría de las casas eran gigantes, muchas estaban unidas a las otras por puentes, se veía que había mucha gente en la ciudad, aun más arriba, en los Cielos, había una nave que parecía como un bus volador.
-Así que esta es la gran Ciudad de los Cielos –Dijo Steven, solamente escuchando su voz se sabía que estaba realmente estupefacto.
-Exacto, ninguna ciudad se le compara, su belleza y modernidad hacen que sean la capital del reino.
Steven estaba encantado, mientras más caminaban, veían más construcciones increíbles, Steven se quedó parado al frente de una enorme torre con un reloj, los adornos de la torre eran realmente hermosos.
-Michael, ¿Cómo se llama esta torre?
-Es la Torre del Reloj, fue construida hace muchas tiempo atrás, es quizás la obra más notable de toda la ciudad, hay una historia que dice que cuando estaba siendo construida pensaron en hacerla más alta que el mismo Cielo, pero éste no permitió.
Llegaron a una gran mansión, Steven se preguntaba por qué estaban ahí, pero no quiso preguntarle a Michael, el que abrió la puerta parecía ser un hombre de ciencias, Michael dijo.
-¿Mr. Ayac?
La cara del hombre se iluminó y los dejó pasar, la casa era realmente enorme, tenía montones de juguetes con partes metálicas y cosas ruidosas que parecían delicadas y que Steven nunca había visto. El científico tenía el pelo largo, su brazo derecho era robótico y ocupaba un traje negro. Era joven y vivía solo, cuando llegaron a un living, fue él quien habló.
-Me gustaría saber quiénes son ustedes, lamentablemente no conozco a todos los del Clan.
-Lo lamento muchísimo, pero no soy del Clan, sin embargo los conozco y creo que me podrías ayudar.
La cara del científico se entristeció.
-Creí que era algún científico del Clan que me iba a traer buenas nuevas, hace mucho tiempo que no he sabido nada de mis compañeros.
-Lamentablemente de nuevo, le tengo malas noticias, las cabezas del clan han sido eliminadas, Tyr se enteró de que estaban tratando de destruir a K.A.V.
-Bueno, entonces, parece que estoy solo...
-Qué son esos juguetes –Steven interrumpió la conversación de ambos hombres, parecía bastante intrigado por esas cosas, ya que éstas se movían torpemente, parecían vivas pero seguramente no lo estaban.
-Son intentos fallidos de crear Robots.
Micheal Borto se rió.
-Es imposible crear una mente artificial.
Steven miró al científico, y éste a su vez los miró a los dos, luego se rió un poco.
-Por su puesto que si, V.A.K. es una mente artificial y antes de que se creara ésta, habían robots, de eso estoy seguro, hay artículos que lo demuestran, por cierto, ¿Quiénes son ustedes?, nunca se presentaron.
No fue Steven quién habló –por supuesto-, él apenas sabía quién era, así que el encargado de su presentación fue Michael Borto.
-Soy Michael Borto, ex burgués, mi acompañante es Steven Malkovich.
-¡Por el Cielo, Tierra y Mar!, por qué estas con el hijo del gobernador del planeta.
-Es un asunto que tenemos y vamos a discutir, pero me gustaría saber tu nombre.
El científico suspiró, vio su alrededor, estaba empezando a llover afuera, sería mejor que prendiera los tubos rápido antes de que se congelara toda la casa.
-Me llamo Hermógenes, hijo de Viktor, fundador del Clan. Ahora, si lo del chico es motivo importante de hablar y nos llevará tiempo, prefiero hacer algunas cosas antes, la casa no se mueve sola.
Steven y Michael lo esperaron en el living, el lugar parecía agradable, lo más posible es que allí durmieran durante esa noche.
-Borto, ¿Por qué no fuimos a tu casa?
-Steven, tienes que recordar que yo ya no tengo cosas, actualmente soy un trovador, así que técnicamente no tengo casa alguna para ir.
Steven se quedó mirando el techo del cuarto.
-¿Cómo conoces a Hermógenes?
-Es miembro de un clan de científicos bastante conocidos, fueron ellos los primeros en diseñar la hipótesis de que tu habías sido enviado a la isla. Han trabajado arduamente para derrocar el gobierno de Tyr.
-Siento la demora, ahora que he prendido los tubos y no nos moriremos de frio, podemos hablar –dijo Hermógenes llegando al cuarto.
Steven contempló la imagen del científico, trató de hablar, pero Borto lo hizo más rápido, y Steven no pudo hablar.
-La historia es simple, y conocida por las personas del Clan. Tu sabes que el hijo de Tyr fue enviado a la Isla, bueno, hace unos cuantos días logré ir para allá, y me encontré con este chico, su ADN no era el de un prisionero y me lo llevé, usando solamente el sentido común inferí que este chico es el hijo de Tyr.
-Interesante, y quieres derrocar a Tyr para poner al chico en el trono.
-Es más o menos eso, con Tyr hemos tenido problemas con la Tierra, los Cielos y el Mar, no podemos seguir con ese imbécil al mando, si no la raza humana va quedar en el olvido.
-Totalmente de acuerdo, pero primero deberíamos buscar información para saber si la historia del clan es realmente cierta, luego, si el chico efectivamente es Steven, tendremos que presentarlo al público.
Michael asistió con la cabeza, pero Steven realmente no entendía lo que pasaba.
-Perdón, si puedo decir algo, realmente no se quién soy, para mi, yo soy Tim, hijo del Alcalde nada más, no comprendo nada de lo que dicen, si me pudieran explicar sería de mucha ayuda.
Michael trató de hablar pero Hermógenes lo calló y habló.
-Niño, el planeta se compone de cuatro elementos fundamentales. Estos son: Tierra, Mar, Cielo y Humanidad, no todos son igualmente importantes, la humanidad es el elemento menos importante y el cielo el más importante. Tyr es la persona que toma las riendas de la humanidad, sin embargo, es aconsejado por lo que muchos miembros del clan llamamos el tumor de la humanidad, K.A.V., la única inteligencia artificial que existe, ésta puede controlar a la humanidad ya que posee el ADN de todo ser humano en este planeta, con esta información puede moldear nuestra actitud. El problema es que Tyr  quiere hacer a la humanidad el elemento más fuerte para controlar a los otros, y si sus planes no se detienen, tanto la Tierra, los Mares y los Cielos se unirán para destruirnos.
-¿No pueden matar a Tyr? –Dijo Steven, sin embargo hizo que la frase sonara inocente.
No fue Hermógenes quien respondió esa pregunta sino que Michael.
-La relación política del planeta es realmente inestable, si matan a Tyr se armará un caos bastante grande trayendo anarquía al planeta, sin embargo, aunque el gobierno de Tyr sea muy malo nadie se atreverá a tocarlo ahora solamente por el hecho de que nunca se ha tocado a un emperador.
Steven quedó pensativo, ahora conocía la razón de porque Borto lo había traído a la ciudad de lo Cielos, la situación era critica y tenían que actuar de inmediato. Pero,
¿Habría sido coincidencia?, Borto sabía que el hijo de Tyr estaba en la isla, pero como había tenido la suerte de encontrarlo así de rápido, ¿habría sabido el trovador el paradero de Steven?, parecía una gran coincidencia, o quizás es que no fuera una coincidencia del todo, todavía había cosas de Borto que eran desconocidas para el chico.
-Otra pregunta, si K.A.V. es destruida, qué pasará con los de la Isla, ¿Serán libres?
-Lamentablemente no, es imposible liberar a los de la Isla, y aun cuando eso fuera posible, ellos no se moverían de ahí, no les interesa irse a otra parte, ese es su hogar.
Steven se dio cuenta de que era verdad, aun cuando la relación entre los propios ciudadanos era fría, ellos se sentían a gusto.
A la mañana siguiente seguía lloviendo, parecía que no iba a cesar, no mucha gente salía en los días de lluvia, pero tenían que hacerlo. Los tres hombres estaban preparados para salir, su destino sería la biblioteca de la ciudad, ahí podrían encontrar cosas útiles. Salieron de la mansión y caminaron a paso acelerado. Para su sorpresa las calles de la ciudad estaban muy llenas. Estaba lloviendo a cantaros, los cielos debían no estaban tranquilos ese día...
-Borto, tienes que saber que después de esto no habrá un receso. –dijo Hermógenes, su tono sonaba más serio que de costumbre.
-Querido Hermógenes, lo sé perfectamente y no necesitas decírmelo de nuevo, sé que será muy peligroso, no obstante, todas las cosas que he aprendido en mis viajes son invaluables, si dejamos que Tyr y K.A.V. se salgan con la suya todo eso que he aprendido dejará de existir, el planeta no verá la paz por mucho tiempo.
El científico asintió con la cabeza y siguieron caminando, Steven se preguntaba qué sería eso que había aprendido Borto.
Era extraño, Steven nunca se había sentido a gusto con la Isla ya que nunca había pertenecido ahí, su ADN no era el  de un paria y era realmente lógico que nunca se sintiera a gusto con ellos, pero ahora que estaba en la civilización tampoco se encontraba a gusto, parecía que su ADN no pertenecía a la civilización. Steven giraba sus pensamientos alrededor de este tema, era muy penoso que no encajara en algún lugar, pero luego dejó de pensar en eso, solo le amargaba hacerlo. Pensó en Michael Borto y en su suerte, parecía que supiera todo lo que pasaba y lo que pasaría, primero lo de la Isla y su encuentro con él, luego adivinar la casa de un científico del clan y al mismo tiempo saber quién era, todo parecía realmente sospechoso, quizás no eran coincidencias.
Cuando llegaron a la biblioteca, Borto habló con la persona encargada del lugar.
-¿Hay alguna posibilidad de revisar archivos pasados?
El encargado miró  su cuaderno, sin prestarle mucha atención a Michael, pero luego de un rato respondió sin mucho ánimo.
-Creo que puedes encontrarlo en el subterráneo, puedes hablar con K.A.V. si lo deseas, ella te podría decir lo que quieras y te ahorrara el trabajo de buscar información manualmente.
Los tres bajaron hacía el subterráneo. Quizás la única forma para saber por qué Steven había sido enviado a la Isla era preguntándole a la mente artificial. La imagen de K.A.V. era un poco perturbadora, era una especie de cerebro metálico lleno de cables.
-Lo mejor sería que el chico hablara con la maquina, es él el que tiene lagunas en la memoria –Dijo el científico.
-De ninguna manera, si K.A.V. se entera de que el hijo de Tyr esta en la ciudad, se lo informará a éste, tampoco podemos permitir que tu hables porque eres buscado por las autoridades, el que va hablar con la maquina voy a ser yo.
Steven era el que más estaba intrigado por la maquina que estaba frente a él.
-¿Cómo funciona K.A.V.? –Preguntó Steven
Borto parecía concentrado en otra cosa y fue Hermógenes quien respondió.
-La verdad es que no lo sé, lo que si sé y te podría interesar es que es esta maquina la que define el futuro para todos nosotros, es la que traza el camino en nuestras vidas, la que nos restringe de nuestra libertad.
-Se comunica telepáticamente –interrumpió Michael, luego fue y se puso en frente de la maquina, cerró los ojos y trató de comunicarse con la mente artificial.
De alguna forma Steven también logró comunicarse con la maquina pero de una forma externa como un espectador que veía como K.A.V. y Borto conversaban.
Borto vio a la cara de K.A.V., la voz de ésta era metálica.
-¿Quién eres?, no estas en mis archivos.
-Quizás un error de datos, puede pasar. Soy Michael Borto, y quiero saber que ocurrió, porque el hijo de Tyr Malkovich, Steven, fue enviado a la Isla.
Steven no pudo ver lo que pasaba después y volvió a estar en el subterráneo de la biblioteca, vio que Borto seguía con los ojos cerrados.
-Te lo revelaré –dijo K.A.V. y como un sueño Borto vio las escenas que ocurrieron.  
Tyr se levantó alegre, su esposa, Yocasta, le había revelado que iba a concebir un hijo, pronto tendría un sucesor para su reino, tenía que hablar con K.A.V. No había cosa que no le consultara a la maquina, ella le había ayudado en múltiples ocasiones.
-No te alegres, Tyr, este niño será tu perdición.
-¿A qué te refieres?
-El niño te va a derrocar, tienes que estar atento y preparado para cuando esto suceda.
-¡Qué puedo hacer!, por favor, me tienes que ayudar.
-Muchas son las cosas que puedes hacer, pero no por eso vas a poder detener tu Destino, ni si quiera yo te puedo ayudar.
-¡Pero cómo no vas a poder hacer nada, si tu controlas el Destino!
-Yo puedo hacer que la gente haga distintas acciones, sin que ésas perturben al Destino.
Tyr Malkovich no podía hacer nada contra el niño, qué diría su esposa, el hombre se maldijo, de alguna forma u otra iba a deshacerse del niño.
Pronto Borto vio otra escena, parecía que transcurrían años desde de la primera.
Tyr Malkovich estaba parado en frente de la máquina, su rostro denotaba seriedad, pero tenía que tener mucho miedo, estaba apunto de hacer algo que nunca se había hecho.
-K.A.V. quiero que elimines todo rastro del niño en la ciudad y lo prepares para enviarlo a la Isla.
-Es muy tarde para enviar al niño a la Isla, debiste haberlo hecho apenas nació, si altero su ADN ahora, éste se dañara y no podré controlarlo.
-No me importa, has lo que te digo, no puedo arriesgarme más, mi esposa ha muerto y no tengo a nadie que me detenga.
La computadora hizo lo que se le fue ordenado hacer, y el niño partió en rumbo a la Isla.
Michael entendió todo, ahora tenía suficiente pruebas para encarar a Tyr, era imposible que Tyr pudiera borrar esa información de K.A.V., no obstante, había algo que no comprendía del todo, y era por qué la maquina lo había ayudado, por qué le había mostrado esas dos escenas, pero no era importante, quizás pudo haber sido un error.
Steven vio que Borto despertaba de su estado, Hermógenes se estaba quedando dormido, habían pasado muchas horas desde que Borto se había conectado a K.A.V., sin embargo, él había sentido que solo habían transcurrido pocos minutos. Los tres hombres se devolvieron a la mansión, había poco que hacer allá afuera, sin embargo, Borto tenía que fijar una audición con Tyr Malkovich, le sería fácil hacerlo, seguía siendo conocido como un importante ex burgués. Cuando llegaron a la mansión, el científico y el chico se fueron a acostar, no había nada más que pudieran hacer y ambos estaban cansados, seguía lloviendo, y más fuerte que en la mañana, Borto volvió a salir, tenía que ir al palacio real.
Cuando estaba afuera del palacio, logró contemplarlo, era realmente grande y hermoso, tenía cuatro torres en total, cada uno a cada extremo de la gigantesca casa. Cuando entró –cómo era obvio- un guardia lo detuvo, Michael le explicó a qué venía, y lo dejó pasar, entró a un cuarto donde había un señorita la cual estaba estaba anotando diversas cosas en un libro, ella debía ser la persona con quién tenía que hablar.
-Señorita, me gustaría fijar una reunión con Tyr Malkovich.
-¿Me puede decir quién es usted?
-Michael Borto, quizás habrá escuchado algo de mí.
-Podríamos darle un espacio para un año más. Si, eso es lo más pronto que le podríamos fijar una reunión con el rey Tyr.
Michael Borto se irritó un poco, sabía en verdad que el gobernador estaría disponible incluso ese mismo día para verlo, y el burgués no iba aceptar que lo pusieran al final de la fila.
-Es de real urgencia, me podría fijar una reunión con él para la próxima semana.
Lo que dijo había sonado más como una orden que una petición, Michael tenía que sonar y ser cortante, de otra forma no obtendría la posibilidad de ver a Tyr pronto.
-Tenemos disponibilidad para la próxima semana a esta misma hora, ¿Le parece bien?
La mujer no había perdido su tono amable aún cuando Borto no la había tratado bien, lo más posible es que estuvieran acostumbradas a que pasaran situaciones así.
-Muchas gracias, lo siento por lo de antes señorita -dijo Borto, y se fue.
El tiempo pasó rápidamente, era extraño, no se podía decir que cada día que pasaba el tiempo mejoraba, habían llegado noticias de ciudades con puertos que habían tenido que detener todas las embarcaciones por las pésimas situaciones climáticas, la gente que iba a bosques no volvía a las ciudades. Los otros tres elementos estaban realmente alterados.
Finalmente el día que los tres hombres ansiaban llegó, ambos se habían alistado para ese día, tenían que ser precavidos, no sabían que trampas les podría tender Tyr.
Cuando llegaron a la mansión no se demoraron en llegar al salón del rey. El salón era realmente largo, a los costados tenía armaduras y montones de cosas por el estilo, Tyr estaba sentado en su puesto, vio entrar a los hombres y esperó a que éstos los saludara cómo correspondía.
-Buenos días, rey Tyr Malkovich, soy Michael Borto.
-He escuchado hablar del nombre, pero no me he podido enterar a que te dedicas, al parecer no te encuentras en los archivos. Michael, dime, ¿Quiénes son los otros?
-Son Hermógenes Anton y Steven Malkovich.
Tyr se rió un poco y se paró.
-K.A.V. me advirtió que no podría hacer nada y así lo veo, aún cuando le ordené a la computadora que borrara sus memorias, mi hijo sigue aquí.
A Borto no le pareció importar lo que estaba diciendo Tyr.
-Tenemos pruebas de lo que hiciste, abdicas o nosotros te echamos.
La voz de Michael era cortante, Tyr estaba sonriendo, el gobernador parecía grande y fuerte, tenía el pelo negro y llevaba una barba, sus ojos reflejaban odio.
-¿Echarme?, con una situación turbia tanto en la escena política y social, sería realmente una pena que me echaran, si mostraran que he sido corrupto y he enviado a mi propio hijo a la Isla, nada detendrá a los criminales a tomarse las calles.
Tyr fue hacía atrás de su puesto y sacó una espada, era realmente enorme.
-Si tengo que luchar contra el Destino lo haré.
La espada era entera negra y su filo parecía al de una cierra, en el mango tenía garabatos que ninguno de los hombres presentes podía entender. Tyr levantó la espada y hizo un corte horizontal al aire, el golpe  trazó una línea en el aire, creando un vació que al rellenarse con otras partículas de aire, provocó un impulso realmente veloz, sin embargo, cuando estaba cerca de los tres hombres, la onda de aire se deshizo.
-Es inútil Tyr, aunque uses todos tus trucos no podrás ganar, el Destino esta con nosotros.
Tyr los miró, y trató de nuevo, pero el resultado fue el mismo, no había forma. Soltó la espada, ya no había nada que pudiera hacer, no estaba enfrentándose con tres hombres, se estaba enfrentando contra la mano invisible del destino. Pronto el sol salió de nuevo, el gobierno de Tyr fracasaba, nada podía penetrar al imponente destino. Hermógenes, Steven y Michael se quedaron parados, fue Borto el que habló,
-¿Adonde esta K.A.V.?
-Detrás de mi puesto encontraras una entrada secreta, te dará el acceso a una cámara adonde se encuentra el verdadero rostro de K.A.V. –Dijo el ex rey.
Hermógenes y Steven se quedaron parados, y el único que fue a la pieza oculta fue Borto, solo necesitaban a uno para destruir a la mente artificial y ese sería Michael. Cuando entró vio una especie de ángel hecho de metal, tenía un rostro sereno, y por detrás estaba lleno de cables, era K.A.V.
-Tu hora a llegado, y tu misma has hecho posible eso.
-Ambos sabemos que no, mis acciones fueron movidas por una fuerza mayor.
-Algo que quieras decir antes de ser destruida.
-Nada.
Pronto los ojos del ángel se apagaban, la gente volvía a quedar libre, por fin iban a escribir su propia historia, aunque no del todo propia, siempre iba haber una fuerza mayor.
Borto volvió al cuarto donde estaban los otros dos hombres, cuando éstos vieron a Borto se alegraron, pronto el científico habló.
-¡Enhorabuena!, ahora Steven podrá gobernar.
-Exacto, el pequeño logrará traer el balance entre los elementos. 
-No –interrumpió Steven –No quiero ser parte de algo que no pertenezco, mi ADN no corresponde ni acá ni a la Isla, he decidido que quiero buscar el lugar adonde pueda sentirme más a gusto, me gustaría que Hermógenes tomara la tarea de gobernar el país, al fin y al cabo, creo que él está más capacitado que yo.
Michael Borto y Hermógenes quedaron extrañados con las palabras de Steven, finalmente Borto se rió.
-Entendido. Ahora que la crisis ha sido solucionada, después de los asuntos legales, creo que me iré.
Los tres hombres fueron afuera, tenían muchas cosas que hacer, no podían tomarse el poder, y fue el mismo Tyr quien le dio el poder a Hermógenes para que éste fuera el nuevo rey del planeta.
Después de la coronación de Hermógenes, antes de que Steven se fuera, éste buscó a Borto, tenía que decirle una cosa antes de que se separaran.
-Michael, me gustaría hablar contigo.
Borto no le dio atención a su pregunta y habló en voz alta.
-Aún cuando K.A.V. podía prever el futuro, no pudo contra su destino.
-El Destino no es absoluto de eso estoy seguro, y tu eres la muestra de eso.
-Qué quieres decir Steven.
-K.A.V. fue creada en un momento, pero antes de eso, estoy seguro que existían Robots, eso fue lo que dijo Hermógenes, creo que está en lo cierto y es más, estoy seguro que tú eres uno y por eso pudiste sabotear los planes de la maquina, ya que no formabas parte de sus archivos.
Michael Borto soltó una leve carcajada.
-Por supuesto que estas en lo correcto en lo primero, aunque no soy un robot, pero suponiendo que fuera uno, ¿Qué es lo anti-natural que tengo? ¿Qué fue lo que me delató?
-Si no me equivoco, K.A.V. nos controlaba a todos por nuestros ADN, por ende ella realmente podía controlar el destino, no obstante, tu no circulabas dentro de sus datos. Por eso pudiste encontrarme, encontrar la casa de Hermógenes y hacer todo lo que hiciste.
-Bonita hipótesis, pero hay un error, K.A.V. nunca tuvo control sobre el Destino, ese también fue el error de tu padre. El Destino es una fuerza que manipula todos los elementos de la Tierra, no hay nada que se le escape. Te equivocas creyendo que yo podía hacer todo porque no circulaba en los archivos de K.A.V., pero creo que poco o nada influyó eso, fue el Destino quién nos protegió con su mano invisible, fue gracias al Destino, gracias a que yo pude encontrar los datos de porque te habían enviado, y así con todas las cosas realmente afortunadas que me pasaban. Esa es la verdad, chico.
-Aún así, yo no estoy tomando el rol de rey y el Destino no puede hacer nada.
Michael Borto se rió suavemente.
-No puedo hacer nada más que desearte suerte en tu odisea en busca de un lugar para ti, quizás nos encontraremos en algún lado.
Luego de poco tiempo, Hermógenes logró controlar la delicada situación del planeta y Steven se fue a recorrer el mundo, todo volvía a ser normal, los cuatros elementos volvían a estar en armonía. ¿Michael Borto?, nunca volvió a aparecer.

FIN

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